El director de la RAE, Darío Villanueva, pronunció ayer la conferencia de apertura del curso

La lengua fue la protagonista de la apertura de la 31ª edición del Máster de Periodismo de EL CORREO y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Darío Villanueva, director de la Real Academia Española, hizo una encendida y divertida defensa de ella y de la profesión periodística frente a la corrección política y la posverdad, en una lección magistral en la que estuvieron presentes Aristóteles y Philip Roth, Maquiavelo y Donald Trump, Quevedo y Hannah Arendt, George W. Bush y George Orwell, la literatura picaresca y la ciencia ficción. Enrique de Ybarra, presidente de EL CORREO y la Fundación Vocento, recordó que la lengua es «la primera herramienta» del periodista, y Nekane Balluerka, rectora de la UPV/EHU, abogó por «su uso correcto».

Alumnos de la actual promoción del máster, los de la anterior -que recibieron sus diplomas- y profesores asistieron en Bilbao al acto, presidido por Balluerka. Acompañaron a la rectora en la mesa Miren Artaraz, directora de Política y Coordinación Universitaria del Gobierno vasco; el director del máster, César Coca; y el director EL CORREO, José Miguel Santamaría.

«Los periodistas son piezas fundamentales en la articulación de toda la sociedad», comenzó diciendo Villanueva, cuya conferencia se centró en un tema que le «interesa y preocupa» al director de la RAE. Titulada ‘La neolengua, entre la corrección política y la posverdad’, fue un ameno, y a veces hilarante, recorrido por algunas amenazas que se ciernen sobre la lengua y, por extensión, el periodismo. El ponente recordó, por ejemplo, cómo en los años 80 en la Universidad de Colorado él fue denunciado por dos alumnos judíos por la lectura en voz alta en clase de un texto para ellos ofensivo de Quevedo, «un antisemita confeso». Las autoridades académicas no solo dieron la razón a Villanueva, enmarcando los hechos dentro de la libertad de cátedra, sino que también convencieron a los denunciantes de que no era antisemita y «tampoco el curso estaba concebido para ofender al pueblo judío».

Trump y sus mentiras

«La corrección política es una nueva forma de censura para la que no estábamos preparados, pues no la ejerce el Estado, ni el Gobierno, ni el partido, ni la Iglesia, sino unos estamentos difusos de lo que denominamos sociedad civil», dijo el filólogo. Cuando no los propios individuos, como uno apellidado Chapero que en febrero pasado pidió a RAE que restituyera «el honor» de su apellido y cambiara la definición de esa palabra: «Homosexual masculino que ejerce la prostitución». Atención especial mereció en la intervención el lenguaje desdoblado, con la lectura de un farragoso y largo fragmento de la web de la Pontificia Universidad Católica del Perú que lo sigue a rajatabla y provocó las risas en la sala por parecer un trabalenguas. «Una cosa es el sexismo y el machismo -prácticas que conviene desterrar- y otra la gramática, que tiene unas reglas», explicó el académico.

Villanueva lamentó una de las últimas victorias de la corrección política, la concepción estadounidense de la universidad como un «espacio seguro», un lugar donde no se incomode al alumno con mensajes perturbadores, donde se eluda la controversia, algo que va contra la educación «en la racionalidad, el atributo privativo de nuestra especie». Dijo, citando literalmente al biólogo Richard Dawkins, que «la universidad no puede ser un espacio seguro. El que lo busque que se vaya a casa, abrace a su osito de peluche y se ponga el chupete hasta que se encuentre listo para volver».

Trump, «el gran padrino de la posverdad», ha sido puesto en evidencia por el periodismo, apuntó Villanueva. ‘The New York Times’, explicó, ha revelado que 99 tuits que publicó en los días siguientes a su llegada a la Casa Blanca «propalaban falsedades», y ‘The Washington Post’, que en 466 días como presidente «profirió 3.000 mentiras. Todo un récord». Las noticias falsas, concluyó el académico, «inevitablemente nos hacen recordar a aquel genio malvado de la comunicación que fue Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, que dijo que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad».

En su discurso, el presidente de EL CORREO reivindicó el «periodismo de calidad», personificado en la redacción de este diario «con periodistas de sólida formación, de crecimiento constante en su experiencia profesional, y con una educación para un sólido trabajo enmarcado en la cultura del rigor y el pluralismo».

Enrique de Ybarra advirtió de que «las noticias falsas son un peligro, pero también una oportunidad para el periodismo de calidad» en un mundo en el que el público «quiere fuentes que sean fiables y busca artículos que estén escritos por periodistas profesionales», independientemente del soporte. «Nunca los medios habíamos tenido la posibilidad de que nos leyeran tantas personas. Es una situación única», señaló el presidente de la Fundación Vocento, que en este nuevo escenario considera imperativa «la relación directa» de los periodistas con los lectores. De Ybarra destacó, además, que, «igual que se ha pagado y se paga por el periodismo impreso, debe pagarse por el contenido ‘online’», y en esa línea se mueven ahora las grandes cabeceras mundiales.

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