Diario de cuarentena: Viernes 3 de abril de 2020

Pablo Ariza:

¿La verdad ha muerto? Esa es la pregunta que lanzó ayer la periodista Carmela Ríos en nuestro podcast sobre bulos y fake news en tiempos pandemia. Piénselo. Es curioso cómo cada persona puede articular una verdad, hacerla absoluta y crear mecanismos para defenderla hasta la extenuación. Escuchen a Carmela, lo explica a la perfección. Otra vez una situación orwelliana. ¿Han recibido ese mensaje de whatsapp que comienza diciendo «esto no lo verás en los medios»? Por favor. O esa conspiración que circula por las redes contando que este virus está hecho para «matar a los jubilados y ahorrar en pensiones». Hagan cálculos, no salen las cuentas. Toca exigir medios de referencia y dudar de todo. Y pagar. Ah, una cosa no quita la otra. Las cifras oficiales de muertos en China por COVID-19 son irrisorias. Imposible. La importancia del relato y cómo contarlo. La Organización Mundial de la Salud ha avalado los datos de China. Hagan cálculos otra vez. A mí tampoco me salen las cuentas. Seguimos.

Karen Pinto:

¿Creéis en el destino? Yo no estoy muy segura. Pero he estado conectada a Bilbao desde mucho tiempo atrás sin saberlo… Hace unos meses nunca imaginé que iba a estar aquí estudiando, o que ganaría una beca y me traería a la ciudad en la que ya había estado pero que, incluso antes de venir en el año 2017, ya conocía… Y mucho menos me imaginé hace cinco años que iba a enamorarme de un bilbaíno, allí en un pueblo recóndito del nuevo continente. Quién iba a decirme que a mis 21 años me encontraría con uno de los hombres que más amo y admiro, y que con él iba a descubrir la ciudad que en ese entonces parecía una postal de color azul plateado. Empecé a conocerla por las historias que él me contaba, por sus libros, sus poemas, sus costumbres… Yo he amado Bilbao incluso antes de verla en persona. Y quién me iba a decir que acabaría yo aquí, en la ciudad que antes era de él, pero que ahora es mía también.

Cirilo Dávila:

Un amigo que trabaja en la función pública y que antes recorrió el mundo como marino, Luis, no solo ha visto buena parte de los cinco continentes, sino también desfilar a muchos jefes por el ala noble de la institución donde trabaja. Y a todos, sean de un pelaje u otro, tras escucharles sus primeras peroratas, les termina diciendo lo mismo: «No me des más consejos, dame ejemplo».

Estos días de confinamiento nos ofrecen tantas cifras y tantos consejos de obligado cumplimiento que uno pasa del ‘ora pro nobis’ al desencanto en un pasmo. Hoy viernes, las autoridades han vuelto a recordar que se habrán hecho «un mínimo de 335.000 test», dicho por el ministro Illa. Lo mismo se dijo hace diez días. Se habla del número de infectados, pero resulta que mi familia conoce nueve casos positivos y solo a uno, por ser personal sanitario, le han hecho el diagnóstico. Los otros ocho no aparecen en las estadísticas ¿Cuánto hay de cierto en esas cifras globales? Ya solo falta que a lo que nos ha caído encima se sume una crisis de confianza en lo que nos dicen. Mejor no pensarlo. Bastante tiene el ministro con llamarse Salvador.

Por eso, en los informativos, solo presto atención a lo que decía un maestro del periodismo deportivo: «Minuto y resultado». Lo demás me atonta, pero no me convence.

Y en cuanto a menos consejos y más ejemplo, hoy veo, pasmado, cómo Pedro Sánchez, en una comparecencia, se baja la mascarilla con los guantes. Y me ha acordado de la frase antológica de Herman Hesse, cuando dijo que «el hombre no suele estar a la altura de su retórica».

Berta Pontes:

Valladolid. Hoy me he levantado con ganas de hacer cosas y he continuado con la web que estoy gestionando. Es de una amiga de mi madre que es pintora y hace unos cuadros que algún día colgarán de las paredes de mi propia casa. Nosotros tenemos alguno que otro y me encanta mirarlos.

Cambiando de tema. Hoy se ha estrenado la última temporada de ‘La Casa de Papel’ y hemos dedicado la tarde a hacer un repaso familiar de la anterior. Esta noche y mañana nos toca verla entera, porque yo no voy a aguantar sin meterme en Twitter. Siempre me como los spoilers, no sé cómo lo hago, pero esta vez no voy a permitirlo y voy a ver todo del tirón.

Por otra parte, hoy me voy a la cama contenta. Han publicado en la edición web ‘El Norte de Castilla’ un reportaje que he escrito como trabajo para el Máster sobre una iniciativa curiosa de un pueblo cercano al mío. A quien le interese, está en la web en abierto. No todos los días se tienen buenas noticias.

Gorka Seco:

Las personas que están ingresadas por coronavirus también necesitan sentirse arropadas, con mas razón incluso teniendo que estar en una cuarentena mucho más estricta que la nuestra. Sin contacto de ningún tipo. Creo que todos los comentarios que se hagan sobre esta crisis en redes sociales deberían ser positivos. Hay mucha gente en sus casas criticando la gestión que está teniendo esta crisis y estoy convencido que eso no ayuda a las personas que están ingresadas. Si un enfermo de coronavirus abre su Twitter y solo lee cosas negativas, su estado anímico será muchísimo peor, y realmente como se encuentran los enfermos es algo que se debería cuidar más. Si hay que criticar, háganlo cuando todo haya pasado, ahora no soluciona nada seguir criticando.

Ana Gil:

Otras dos semanas de confinamiento como mínimo. Serán más, seguro. El Gobierno ya ha aconsejado terminar con las clases presenciales en las universidades. Cada vez son más las preguntas y el desánimo vuelve. ¿Cuándo retomaremos el Máster?, ¿será en verano?, ¿el curso que viene?, ¿me podré ir a mi casa?, ¿y el alquiler? Interrogantes que nos asaltan a todos los estudiantes. Mientras, aquí sigo. Hoy me he puesto por primera vez unos vaqueros.

Tranquilos, no he ido a ningún sitio. He simulado un directo para televisión desde mi casa. Más bien, lo he intentado. ¡Media hora para grabar un minuto de vídeo! Es difícil imaginarme una conexión mientras veo mi cama al lado. Al final, la mejor manera de desconectar ha sido ‘La Casa de Papel’. Cuando escribo este diario ya he visto cinco capítulos. Pensaba que igual bajaba el nivel. Qué va. Espero no acabarla esta noche del tirón. No prometo nada.

Pablo Sáenz:

Quiero sentirme como el hombre de la caverna de Platón. Intento convencerme de que no hay otra realidad que la que vivimos en nuestros hogares. Esto es todo lo que conocemos y, por tanto, no echamos de menos lo que desconocemos. Intento hacerlo más fácil. Todo es cuestión de actitud y de mantener la mente lejos del desquicio.

A diferencia del hombre de la caverna, yo me ato las cadenas con más fuerza. No quiero saber que hay todo un mundo ahí fuera. Alejo todo atisbo de nostalgia por la calle. Eso no existe. ¿Qué es la calle? ¿Vida más allá de las cuatro paredes de mi casa? Estáis majaras. Por cierto, lo que vemos tras nuestras ventanas tan solo es una ilusión. No os la creáis, por muy colorida, luminosa, apacible y bonita que parezca. ¡La calle tan solo es una ilusión!

Franklyn Amaya:

Ya se me está convirtiendo en costumbre por las noches ver una película con mi novia mediante los servicios en streamig, siempre nos turnamos para escogerla, un día ella, otro día yo. Esto es algo nuevo, porque estoy viendo algunas películas que antes no se me hubiese ocurrido, pues mis preferencias siempre han sido las de acción y ciencia ficción, esta misma situación le está pasando a ella, aunque algunas veces sí coincidimos con una que nos gusta a ambos. Particularmente ayer fue un día de esos. Como era mi turno, escogí ver la última versión de ‘Noé’. Ha sido muy interesante, pues siempre nos deteníamos para analizar algunos pasajes de la Biblia.

Laura Tambo:

Maggie ha conseguido que no pueda apartar la vista del libro que cuenta su historia con Alejandro. Un hombre alto, sexy, con la piel tostada y capaz de arrojarse a sus pies con solo mirarlo. Ella regenta una casa de huéspedes en una isla del Mediterráneo. No quiere decir su nombre por miedo a que se llene de guiris con sandalias y calcetines o, peor, de paparazis persiguiendo al famosete de turno. Pero tampoco lo necesito. Le cederé esa parte a mi imaginación. La calma en la que vivía la protagonista da paso una la tormenta de sensaciones cuando empieza a sentir eso que llamamos amor. Una historia que también muestra cómo la impulsividad y las adversidades pueden enseñarnos tanto en la vida. Una vez más Elisabet Benavent, esa valenciana más conocida como ‘betacoqueta’, me recuerda la magia de los libros, y la capacidad de teletransportarnos más allá de donde nunca podremos llegar.

Luis Ramírez:

En Costa Rica no hay cuarentena obligatoria. Hasta el momento se han restringido las concentraciones masivas (entre otras medidas), pero principalmente se ha apelado a la buena voluntad de aquellas personas que puedan quedarse en casa. Hasta el momento estaba funcionando relativamente bien; sin embargo, llega Semana Santa y a la gente se le olvida que la pandemia tampoco perdona vacaciones. Lo siento, pero en estas circunstancias extraordinarias que estamos viviendo ese concepto no existe. Me molestan principalmente las personas de la Gran Área Metropolitana atiborrando las zonas costeras. En un acto de individualismo mezquino prefieren su confort a evitar propagar más la enfermedad. Se creen invencibles, cubiertos con un manto sagrado que los protege, pero todos sabemos que no es así. Ojalá no tengan que aprender a la mala, lamentando una muerte, ojalá que no.

Iván Benito:

No me va a ser muy complicado hacer la cruz a Turquía. A mi sus kebabs no me han salvado ninguna noche. Ni lo harán. Como imperio nunca me gustaron. Los nombres de sus reyes eran muy complicados. Su guerra infinita con Siria, su presidente… Además, ¿qué es eso de estar a la vez en Europa y en Asia? Fuera bromas, pero es que se han quedado con nuestros respiradores, los cabrones. Por si les hacen falta… Ainsss. Solo hubo una vez que sentí simpatía por ellos: en la Eurocopa del 2008. Qué manera de pelear la de aquella selección. Siempre remontando, goles increíbles en los últimos minutos… qué gozada.

Rozaron la final, y les eliminaron en el último minuto. Justicia divina.

Irene Echazarreta:

Logroño. Me encanta desarrollar mis destrezas culinarias. Hoy ha tocado hacer croquetas por segunda vez consecutiva en esta semana –pero también a lo largo de toda mi vida– porque tenía que aprovechar los restos de pollo que sobraron del cocido que hizo mi madre el miércoles. Cocinar me relaja y me hace feliz, entre muchas otras cosas, la verdad que disfruto y por eso lo hago. Además, estas croquetas quedado mucho mejor que la tanda anterior, porque en un momento de nervios eché tres o cuatro cazos seguidos de leche sin esperar a que fuese la propia bechamel quien me lo pidiera y, bueno, ya os podéis imaginar lo que ocurrió, que tuve que aliarme con la harina para poder solicitar aquello. Por eso, si vais a cocinar en estos días os pido que tengáis paciencia y que hagáis las cosas poco a poco, no como yo el otro día. Pero bueno, de los errores se aprende y, por eso, estas croquetas han quedado mucho más ricas –y es que no ha habido harina de por medio, claro–.

En mi casa saben que la gastronomía es un mundo que me apasiona, puede que porque papá me lo inculcó, pero no sé si por eso habrá sido casualidad que mi madre me haya insistido para ver una receta de una tarta de queso express, cuando sabe que soy un poco reacia a hacer postres sin tener los ingredientes que me gusta utilizar, pero bueno, ha mostrado tanto interés que habrá que endulzar un poco estos días que nos quedan de confinamiento.

Mikel Huerta:

Santurtzi. ‘Año bisiesto, año siniestro’, dice un refrán popular que hoy he conocido. Y más razón no puede tener. Ya son veinte días en confinamiento y esto va para largo. Dos semanas más de momento anunciará Pedro Sánchez, y las que quedan. Si no llegamos a los 70 días como en China, cerca andaremos. Así que no queda otra que aprovechar el tiempo. Asumir y afrontar la situación y que la cuarentena, al menos, sirva para luchar contra el virus pero también para ser productivo.

Por cierto , dos conocidas fiestas que reúnen tanta gente en Santurtzi como son San Jorge y la romería de Kornites, ya han sido suspendidas. Y es que ya son más de 140 los infectados en el pueblo. Pese a que los casos siguen subiendo, hasta el momento, no conozco a nadie cercano con síntomas de estar contagiado. Esperemos que siga así. ¡Mucho ánimo a todos!

Fernando González:

Hoy he dejado de lado un poco la cocina. Hemos hecho recalentado de ciertas comidas que habíamos hecho en otras ocasiones. El día estaba marcado por un nuevo reto. Empecé contactos con una empresa, con la cual busco hacer un negocio. Es un primer acercamiento, pero sin duda me hace mucha ilusión. En principio creo que podría beneficiar a muchas personas y en mi México ayudar a mejorar la calidad de la ciudades. Se vienen muchas horas de trabajo para conseguir el objetivo, pero hay que intentarlo y buscarlo hasta el final. Es una gran oportunidad y no voy a dejar que se escape.

Me sucedió algo muy curioso, he pedido un libro y me ha llegado una edición sin ningún tipo formato, además de que tiene errores de impresión. Es algo muy extraño y que no me había sucedido jamás.

Hoy Netflix ha lanzado la que espero sea la última temporada de la serie ‘La Casa de Papel’ Por el bien de la saga, considero que cuatro entregas sería suficiente. Sobre todo teniendo en cuenta que cada episodio se supera en lo difícil de las situaciones que atraviesan. Pues se han ido los primeros dos capítulos de esta cuarta entrega y no decepciona. No tengo ni idea de si es una gran serie desde el punto de vista técnico y esas cosas. Pero es de las pocas series de televisión que han conseguido que me ponga nervioso y al filo de la butaca. Sin duda fue un gran acierto toda la producción.

Por cierto, el pastel de tres leches que les comenté que elaboré ayer, al parecer fue un éxito en el piso. Nos hemos devorado la mitad de este postre en solo un día. Sin duda la báscula no será nuestra mejor amiga después de la cuarentena.

Oihane Irazu:

Dia 20. Dicen que la risa con los amigos cura todos los males, y es lo que voy a destacar del día de hoy, eso sí, por skype. También he estado pensando en las prácticas, en las ganas que tengo de que todo esto acabe para empezar de 0 este año 2020. Año de la retirada de don Aritz Aduriz, que por si no lo sabéis comunicó hace pocos días que alargaría su contrato para jugar la Copa y despedirse en condiciones en San Mamés (ese día sospecho que va a ser uno de los mas duros de cualquier athleticzale).

Hoy viernes, estaría en Pozas, en nuestro bar de siempre, celebrando que estamos de vacaciones… cuanto más lo pienso más rabia me da. Pero bueno todo pasa. Confío en que esto haya pasado porque la vida me tiene algo maravilloso preparado. Confío.

Alba Rodríguez:

Deusto. Sigo con mis redescubrimientos musicales. Así como hace un par de días sacaba del baúl de los recuerdos a mi querida La Oreja de Van Gogh, hoy rescato a otro de los artistas que marcaron mi adolescencia: Joaquín Sabina. ¿Cómo ha sido? Alguien en Twitter ha mencionado cómo todo esto de la pandemia ha hecho que se nos robe el mes de abril, convirtiendo la canción ‘Quién me ha robado el mes de abril’ de Sabina en una especie de profecía. No solo me hizo gracia, sino que me llamó a escuchar el tema. Y después ‘Tiramisú de limón’, seguida de ‘El caso de la rubia platino’, ‘La canción más hermosa del mundo’, ‘Calle Melancolía’… en definitiva, que he entrado en una tangente de escuchar solamente a Sabina de la que no salgo. Espero redescubrir algo nuevo mañana también porque sino voy a acabar quemada y dejaré de escucharle, que supongo que fue lo que pasó hace años, supongo. Es lo que tiene el ser humano, que cae dos veces con la misma piedra.

Paula Soroeta:

El día de hoy se me ha pasado bastante rápido. Por la mañana he estado haciendo una limpieza a fondo de mi cuarto, que falta le hacía. Después he estado preparando el directo. A la tarde he hecho galletas de oreo (me estoy aficionando a esto de la repostería) y un poco de bici y a la noche momento series.

Ha sido un día bastante completo. Eso sí, cuando Cesar nos ha dicho que se prolonga el confinamiento casi me da algo. Esto de no saber cómo van a ir las cosas me tiene loca. Ojalá esto acabe lo más pronto posible.

Javier Cuesta:

Esta semana está siendo la del insomnio. Cada vez me cuesta más dormir y los horarios se me están trastocando como nunca. Hace un par de noches llegué al punto de no poder dormir hasta las 8 de la mañana. Llegados a ese punto dudé si levantarme a desayunar, pero al final conseguí dormir un par de horas.

Mañana confirman –me adelanto porque tengo cero dudas– dos semanas más. Quién sabe si para entonces dormiré de día y viviré de noche cual vampiro. El estrés en esta situación se me hace más complicado de llevar, no puedo salir a tomar el aire, quedar con algún amigo para tomar algo… Y la cabeza no para de girar y girar. Además de que es fin de semana, que no hace más que sumarle ansiedad a la situación. Cruzo los dedos porque todo esto pase pronto.

Pedro Ontoso:

Hoy es Viernes de Dolores, la jornada de la gran escapada de Semana Santa. A estas horas, cerca de las nueve de la noche, estarían llegando mis nietos para quedarse unos días con nosotros. Viernes de Dolores. Tengo los ojos pegados en el cielo porque hay una puesta de sol imponente. Menudo atardecer. Saco fotos y se las envío a mis hijas para que puedan disfrutar de las imágenes, aunque sea desde la distancia.

Hoy he hablado con mucha gente. Con varios periodistas amigos, que me han ayudado en un reportaje. Con mis vecinas, que tienen a sus nueras trabajando en las UCI con unos trajes que nos les permiten ni ir al baño. Con unos amigos que están contagiados, pero lo están pasando en casa. Con una prima que acaba de perder a su tía, atrapada por el coronavirus. Viernes de Dolores.

Me dicen mis amigos que habían extremado las precauciones, incluso ni daban a ningún motor. Esto me ha recordado a mi estancia en Galilea, en un hotel judío de Tiberiades, donde nos pilló el Sabbat, el día sagrado en el que todo se paraliza. Era el atardecer de un viernes, pero los judíos no podían tocar casi nada. Ni el botón de un semáforo ni el de un ascensor, ni siquiera el de la luz. En el hotel permanecieron todas las luces encendidas y el ascensor tenía un dispositivo que le mantenía subiendo y bajando, parando en todos los pisos para que no tuvieras que llamarlo. Nada de botones.Me llamó mucho la atención y me hizo pensar mucho sobre aquella religión tan estricta.

Por la noche me cuenta mi hija Ane que se ha apuntado con los voluntarios de Cáritas para atender a las personas mayores que viven solas. Lo mismo para hablarles por teléfono y escucharlas, que para llevarles comida o medicinas sin que salgan de sus casas. Lo aplaudo. Hay muchos jóvenes que lo están haciendo. En estos tiempos de ‘sálvese quien pueda’, el abrazo entre generaciones es más necesario que nunca.

César Coca:

Empiezo a acusar el cansancio. Más psicológico que físico, por supuesto. Y eso que yo he salido cada día desde el inicio del confinamiento. Al principio porque iba a trabajar al periódico, aunque fuera en coche y sin pisar la calle. Después porque bajo cada mañana a comprar el pan y el periódico, y cuanto sea necesario.

Se me está haciendo largo, y lo noto en la dificultad para concentrarme en algo que no sea el trabajo. No me apetece leer tanto como de costumbre y mientras veo la tele o alguna película tiendo a dispersarme. No me imagino cómo voy a llegar al puente del Primero de Mayo, pero algo tocado, seguro.

Esta noche he vuelto al cine clásico. ‘Los girasoles’ de Vittorio de Sica, con Marcello Mastroianni y Sophia Loren, basada en un guion de Tonino Guerra y Cesare Zavatini. Con una maravillosa banda sonora de Henry Mancini. Cuánto talento en una película que comienza como comedia de costumbres y termina como drama. Las segundas oportunidades que no existen, la imposible reparación de los errores biográficos, el daño causado que puede ser aún mayor cuando trata de compensarse.

Artículo del Diario de cuarentena publicado por los alumnos del Máster de Periodismo 2019-2020 y sus profesores de Producción Informativa.