El sistema educativo se vio obligado a transitar a un entorno digital de la noche a la mañana. Algunos centros estaban más avanzados que otros en este proceso y no todas las familias disponían de los medios suficientes para que sus hijos pudieran seguir las clases online. A pesar de las ventajas que el sistema digital pueda tener, la presencialidad todavía se muestra como un pilar esencial de la enseñanza.

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