Diario de cuarentena: Jueves 23 de abril de 2020

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Pablo Ariza:

Ya he encontrado la primera historia que contar desde mi calle. Ocurre todos los días a las 20 horas tras los aplausos de rigor. Es preciosa la iniciativa, espero poder trabajarla y traerla pronto en forma de relato. Hasta ahí puedo leer. El primer día completo en casa ha sido una auténtica aventura. Hemos grabado dos podcasts para ‘RTP’ que saldrán en los próximos días, mi padre ha interrumpido uno de los programas –ya he sugerido poner un cartel que diga ‘ON AIR’– al volver de la consulta. He pasado la tarde editando la crónica sobre mi viaje Bilbao-Málaga en tiempos de pandemia. No se ha publicado, no era de recibo que alguien publicara el mismo día que salió el quinto capítulo de la colmena de Luis, ‘Guitarrista de la colmena’. Un no parar, como le ha dicho mi madre a mi abuelo cuando ya caía la noche. Videollamada con mi editor favorito que me ha dejado ‘elegir’ con él los libros que ha comprado por Sant Jordi. También ha habido tiempo para inaugurar el ‘club de los jueves’ con Luis y Gorka. He propuesto empezar el podcast ‘noches en cuarentena’, pero la idea sigue sin cuajar. Supongo que tengo que recomendar un libro, ‘El sanador de caballos’ puede ser una buena opción para pasar el confinamiento entretenido. Ah, se me olvidaba, cómo se come en casa de uno.

Karen Pinto:

Cuando termino de leer un libro que me ha gustado mucho siento un vacío. Pero es un vacío del color de la tristeza. Al terminar una historia, algunas con finales demoledores, otras con finales felices y otras simplemente con finales, sea como sea, siento que una parte mi vida se ha terminado. Como todas las que se acabaron y las que están por acabarse. Como todos los momentos que se van sin previo aviso, sean felices o dolorosos o, incluso, los que pasan desapercibidos no solo por el tiempo, sino también por la memoria.

Y cada vez se van más rápido que el día anterior y que el anterior del anterior. Aunque desee con todas mis fuerzas que algunos instantes no se desvanezcan, porque en los momentos más felices suelo decir que quisiera detener el tiempo y, sin embargo, ese deseo se convierte rápidamente en pasado. Como todo y como todos.

A veces, cuando me pongo pensativa, me imagino abrir los ojos ya de vieja, pero sin saber cómo fue mi vida del pasado. O ahora mismo, cómo será la que me espera en el futuro. Y eso es lo que más me ha enseñado esta pandemia: a respetar el azar. De lo único que estoy segura es de que mi tiempo pasará rápido. Porque, al fin y al cabo, parece que no somos más que minúsculas partículas de un organismo gigante. Y eso duele. Es triste reconocer que no seremos más que cenizas que se mezclarán con el aire, cuando estando vivos es como si sintiéramos el infinito en nuestros pechos. Como si la inmensidad entrara en nuestras mentes y como si el amor bastara para vivir una eternidad. Pero no, no basta, ni conocemos la inmensidad, ni sentimos el infinito. Somos eso: las partecitas de un todo, porque sí, porque no hay otra explicación. Por eso siempre he necesitado buscar una razón de existencia conjunta. Porque lo individual no tiene sentido.

He terminado una novela corta, pero bonita y con un final tajante, que no da para ilusiones: ‘Charing Cross, 84’.

Cirilo Dávila:

Con los amigos catalanes que he hablado hoy jueves me dicen que este Día de Sant Jordi sabe bien diferente. La Rambla está huérfana de los tradicionales puestos de libreros y floristas, aunque luce un sol de primavera. Llegada esta fecha, les bromeo cuando les digo que llevan el ahorro hasta el santoral. Celebran tres fiestas en una para evitar dispendios: la de su patrón, la del libro y la de los enamorados. Los elementos centrales son la cultura y el amor, representados con el libro y la rosa. A casa se suele llevar el ‘pa de pagès’, un pan redondo.

Le he felicitado a la escritora Rosa Regás, quien a sus 86 años sigue con el pulso juvenil. Me dice que lleva bien el confinamiento, aislada en el campo, en la masía que alumbró el libro ‘Diario de una abuela de verano’. Esta mujer siempre se ha rodeado de críos. Primero fueron sus cinco hijos y luego llegó una barbaridad de nietos… Eso nunca fue óbice para descuidar su conciencia contestataria. Con sus niños aún pequeños, los acostaba y se iba a manifestaciones antifranquistas. Mujer adelantada a su época.

En su salón aún tiene enmarcada la multa de 25.000 pesetas que le impusieron por encerrarse en diciembre de 1970 en la abadía de Montserrat, junto a 300 intelectuales. Su hermano Oriol regentaba el Bocaccio, un local que por entonces era un crisol de culturas: desde Serrat a Vargas Llosa, desde García Márquez a Nuria Espert. Es una parte del TFM que me apasiona. He encontrado testimonios impagables y una línea de investigación que me llevará a los archivos del Estado. En ese punto se me afila el colmillo periodístico.

Regás celebraba este día de la mejor forma posible, dentro de lo que cabe. Leyendo. En esta ocasión, el nuevo libro del bilbaíno Fernando Marías, que llegará a las librerías en octubre. Coronavirus mediante.

Berta Pontes:

Valladolid. Hoy, 23 de abril, es el día de Castilla y León. Celebramos una derrota que se convirtió en victoria y de la que tenemos mucho que aprender. Una derrota en Villalar en la que el pueblo se levantó contra un monarca extranjero para que dejase de sangrar dinero a Castilla.

Todos los castellanos sabemos cómo es nuestra tierra. La amamos y la veneramos. En ella hay cereal, vides y pinos. Chopos, musgo, romero y encinas. Las amplias llanuras en las que la tierra parece unirse con el cielo dejan ver paisajes y atardeceres idílicos. En este campo amarillo, como dijo Antonio Machado, llueve poco y el sol pega duro. Hiela en invierno y arde fácil en verano, como dice La M.O.D.A. en su canción dedicada a los campos castellanos.

Yo, si algo tengo claro, es que quiero estar toda mi vida cerca de mi tierra, de Castilla. Es cierto que he estado fuera, pero siempre vuelvo. Pesquera, como ya he dicho en otras ocasiones, es mi lugar de paz. Mi deseo es poder vivir aquí y ejercer la profesión que amo.

Gorka Seco:

Jueves. No es un día cualquiera. Lo noto especial. Seguramente porque es el día de la semana (junto con el viernes) que más música nueva suelo conocer. Realmente es el viernes el día por excelencia de los estrenos oficiales, pero muchas de esas canciones se pueden escuchar el propio jueves. ‘Jueves de estrenos’ le llamo.

En el momento en el que estamos la música se me hace indispensable. En mi vida siempre ha tenido un lugar muy especial, pero durante el confinamiento lo es mucho más. Se podría decir que las melodías que escucho cambian según el estado de ánimo. E incluso en algunas ocasiones su propio significado.

Ana Gil:

Siempre he renegado de Tik Tok. Mi hermana lleva casi cuatro años haciendo bailecitos delante del móvil y yo riéndome de ella. Qué ridícula, pensaba. Solo ha hecho falta un mes en casa encerrada para sucumbir a los encantos de la red social de moda. Aquí estoy con 22 años haciendo bailes. Ahora es ella la que se burla de mí. Parecía fácil, pero menudo trabajo hay detrás de cada maldito vídeo. Que si el audio, el efecto, la duración, el filtro. Madre mía. Media tarde para conseguir grabar algo. Y no se crean, nada del otro mundo. Mi propósito es conseguir hacer el reto de la coreografía de Jennifer López en la Super Bowl. No se imaginan cómo se suda con esto, peor que las sentadillas. Más de una hora para aprenderme la coreografía. Con tutorial incluido. Parece que la red social de la ‘generación Z’ ha eclipsado a ‘millenials’ y ‘babyboomers’.

Un dato: Tik Tok ha batido el récord de descargas en un trimestre de la historia de las aplicaciones. Más de 315 millones. Ha conseguido destronar a Wathsapp, la app más descargada desde 2016. Parece que no soy la única que ha caído en sus redes.

Pablo Sáenz:

Día del Libro. Feliz Sant Jordi. Hoy ha sido el primer 23 de abril que no me he acercado a alguna de mis librerías favoritas a comprar un nuevo libro de poemas. En la primavera de 2016 leí mi primera antología poética. Federico García Lorca. Vida y análisis de su obra incluidos. Descubrí la poesía una tarde de abril tumbado al sol en El Retiro. Venía de comprar la antología del poeta en la Cuesta de Moyano. ¡Cuántos libros habré comprado en esas casetas de madera tan cucas! Un año después, en 2017, leí ‘Rimas y Leyendas’ de Bécquer. En abril de 2018 fueron los cantares gallegos de Rosalía de Castro y el año pasado los versos de Espronceda. Este último diré que fue el que menos me gustó. Supongo que es difícil superar los versos de dolor y amor de la gallega por su tierra. Algunos –los más leídos– me habrán pillado ya. Sí, soy todo un romántico. Este año quería dar el salto internacional y cruzar los Pirineos para leer los poemas de Víctor Hugo. No ha podido ser. Los dejo para verano porque este 23 de abril ni libros ni rosa.

Franklyn Amaya:

Un día más de confinamiento. Lo único interesante que puedo diferenciar de los anteriores fue salir a por las compras al supermercado, en esta ocasión por dicha sí estaba el carrito, no como la última vez que me tocó cargar las bolsas, en el trayecto de 500 metros que hay hasta mi casa. Justo cuando venía caminando de regreso me pude percatar de que estaban en el suelo los restos de un pequeño pájaro al pie de un árbol, pobre pájaro, a saber qué le pudo haber pasado, pues me acerqué para observarlo fijamente y no le vi ninguna herida. Seguramente ya tenía algún tiempo de estar en ese lugar, pues estaba totalmente duro, y con una ala extendida, como si se hubiese caído del árbol.

Laura Tambo:

Una vez alguien sabio escribió: «La literatura es el arte de la palabra, es la pintura de la voz y leer siempre será una expedición a la verdad». Hoy es el día del libro, y por eso os quiero regalar otro fragmento, esta vez de la autora Irene X: «Nos reíamos mucho. Tanto que, al final, tú acabaste preguntando; ¿es que nunca te pones seria?. Recuerdo que en ese momento por mi cabeza cruzó un ‘Bueno…’ No el clásico ‘bueno’ de ‘ni mucho ni poco’, no el típico ‘bueno’ de ‘más o menos’, no. Fue el escurridizo ‘bueno’ del ‘no saber que le espera…’, el dócil ‘bueno’ de ‘Soy yo la que espera. Y la misma que dejará de hacerlo por cualquier contratiempo’. Te contesté que no. Que nunca me ponía seria. Tú echaste a reír como un loco. Yo entonces pensé que a veces me ponía triste. Tan triste que nunca podrías soportarlo. No recuerdo haberme puesto nunca tan seria».

Luis Ramirez:

Me alegro por haberle hecho caso a Pablo el día que me dijo que hiciéramos un proyecto durante la cuarentena. ‘Relatos en tiempos de pandemia’ ha sido la ventanita que permanece abierta y que me llena los pulmones de aire. Hoy dediqué la mayor parte del día a los contenidos y es increíble la manera en la que se me pasan las horas. No voy a decir que de vez en cuando no hay algún momentillo de estrés, pero es poco en comparación a la satisfacción que me deja. Punto y aparte, también son bocanadas de aire los encuentros con amigos. Estuvo buena la entrevista improvisada en la que se convirtió la videollamada entre Gorka, Pablo y yo por la noche. Que se repita.

Iván Benito:

No ha sido un día más. 23 de abril, día de Castilla. ¿Y León? Que se lo pregunten a ellos. Pero oficialmente sí, día de Castilla y León, que parece que en algunos medios se han olvidado mencionar. Como nuestra historia, que ningún Gobierno democrático ha querido recordar. El destino ha querido que hiciera una jornada radiante sin poder celebrar nada desde Villalar y homenajear a los comuneros decapitados en 1521. Castilla quedó descabezada y perdió los grandes avances que la Santa Junta quería impulsar. Qué diferente hubiera sido la historia. Al igual que en Aragón, donde hoy también tienen mucho que conmemorar. Por último, quiero acordarme de los libros que tanto bien están haciendo en este confinamiento. Olvídense de Amazon y compren en librerías de barrio.

Irene Echazarreta:

Logroño. Hacía días que no madrugaba. Pensaba que para qué, que no tenía ningún sentido, pues en estos días lo que sobra es tiempo. Además, yo soy una persona a la que le gusta dormir y hasta tarde. Soy un poco ‘koala’ en ese sentido. Me podría pasar todo el día durmiendo, aunque también he de deciros que en todo esto me supera Laura, pues si habéis leído sus líneas en estos días os confiesa que se echa siestas de más de tres horas. Pues bien. Yo hoy me he atrevido a levantarme más pronto de lo normal –que para mí las 10 ya es madrugar– para ir al supermercado a comprar. Sin embargo, no ha podido ser. Justo cuando estaba a punto de marcharme, mi padre me ha avisado de que hoy iba a llegar un pedido a casa. Pues nada. ‘Madrugar’ para nada he pensado. Pero no importa. Me he preocupado por aprovechar bien el tiempo.

Mikel Huerta:

Santurtzi. Treinta y nueve días de confinamiento y los que quedan. Parece que en el mejor de los casos el 9 de mayo, el estado de alarma llegará a su fin. Todo de forma controlada, porque somos capaces de salir el 10 de mayo a celebrarlo con macrorreuniones y festivales. Y es que como la mayoría de las rutinas, esta ya cansa y mucho.

En Santurtzi ya superamos los 300 casos de contagiados y no parece que se estabilice la curva. Nunca hemos tenido grandes incrementos de un día para otro pero siempre ha habido casos. Podemos decir que la tendencia que ha seguido es la de una de cal y otra de arena, unos días con tan solo dos o tres contagiados y al siguiente en torno a veinte. El día que no haya contagios en el pueblo montaré una fiesta en el balcón. Así que espero que sea pronto. Un día más, un día menos.

Fernando González:

Nunca creí que el informe financiero de una empresa fuera tan complejo. Para una de las asignaturas del Máster, tenemos que hacer una nota contando los resultado del informe financiero de una empresa. En mi caso es Mediaset. Analizar los números y entender la terminología es lo más importante, pero trasladarlo a palabras sin tecnicismos es el mayor reto. Tendré que terminarlo en las próximas 24 horas.

Por la tarde, he dedicado gran tiempo a ver documentales de naturaleza en África. No sé si han tenido oportunidad de ver los rodajes que hace NatGeo pero son impresionantes. Logran unas tomas con drones y robots de los animales que nunca había visto. También Disneynature está haciendo cosas impresionantes. Han encontrado una nueva forma de hacer y contar las historias de vida silvestre.

Oihane Irazu:

Trece días para el 9 de mayo y que por fin acabe todo esto. Ahora creo que sí que no habrá más prórrogas, estoy casi segura. Un día menos para volver a vivir.

Alba Rodríguez:

Deusto. No me considero una persona extremadamente sociable, pero sí que suelen surgirme bastantes planes en mi vida diaria. Curiosamente muchos viernes, después de una semana de clases, tareas, salir con amigos (y pocas horas de sueño) pensaba, ‘qué ganas de poder quedarme un finde entero en casa sin tener que hablar con nadie para descansar’. Ahora no sé si me hace gracia o me da rabia pensarlo. El caso es que a pesar de que en mi vida de antes no paraba mucho, soy una persona que lleva bien lo de estar en casa y sola. Y justo esta semana me he dado cuenta de que, en el fondo, tanto las cosas que me hacen sentir muy bien como las que no tanto son las mismas que antes de que pasara todo este horror, solo que ahora tengo más tiempo para hacerlas. Prefiero mirarlo así: intento hacer las cosas que me gustan ahora que tengo tiempo en lugar de pensar en otras actividades que podría estar haciendo. Si no me acabaré volviendo loca.

Paula Soroeta:

Hoy mis vecinos, que también son amigos de la familia han encontrado un regalo que les di cuando era pequeña: una especie de cuadro con mi nombre, su origen y su significado. La verdad es que yo no me acuerdo de nada, pero me ha parecido muy bonito que tuvieran ese recuerdo guardado. ¡Qué ilusión me ha hecho! Se ve que el confinamiento también nos está dando la oportunidad de reecontrarnos con el pasado. Y de ver también la importancia en las cosas simples, esto es lo más interesante que me ha pasado en el día de hoy (teniendo en cuenta de que estamos todo el día en casa no es raro) y quizás en otra situación no lo hubiera valorado tanto. Eso también es importante.

Javier Cuesta:

Empiezo a ver luz a final de túnel. Puede sonar absurdo porque, al final, siempre se alarga, pero tengo la esperanza de que desde el próximo 10 de mayo las cosas van a mejorar. Ayer apostamos una ronda por adivinar cuándo íbamos a comenzar a salir: Irene dijo que el 16, como yo, y Oihane, que fue significativamente más optimista, apostó por el mismo 10.

Aunque yo vaya con Irene, estoy deseando equivocarme y que mi queridísima amiga tenga razón. Si es así, y acierta, no solo le invito a una, sino a dos, tres, cuatro… y las que hagan falta.

Pedro Ontoso:

El Día del Libro me ha saludado hoy con dos nuevos lectores. Un joven periodista de Sevilla y un profesor de Ávila han escrito en las redes sociales sobre mi libro ‘Con la Biblia y la Parabellum’. El primero para decir que le ha llegado en el mejor día, Sant Jordi, y el segundo para compartir que le está acompañando en este duro confinamiento. No quiero ser pesado como el añorado Umbral (salvando las distancias), pero me hace mucha ilusión y no puedo evitar meter esta cuña publicitaria en el diario de cuarentena.

Entre las prohibiciones del estado de alarma no está incluida la de leer. Aunque sí están cerradas las librerías, que yo espero que abran pronto. Por nuestro bien y por el de los libreros. Por la tarde me escribe mi amiga Maricarmen Tobalina, viuda de Santi Cámara, miembro de una larga saga de libreros bilbaínos. Su hijo Javier, gerente y alma máter de la Librería Cámara, ha puesto en marcha un club de amigos para intentar sobrevivir y no naufragar en las turbulentas aguas de la pandemia, que centrifuga todo. Pagas una cuota a cuenta de futuras compras de libros.

Me gustaría que les fuera bien. Santi Cámara y yo éramos íntimos amigos. Junto con Javier Fuertes formábamos una cuadrilla muy familiar que nos sacaba de casa todos los veranos, junto a nuestras mujeres y nuestros hijos. Juntos hemos peinado los Pirineros, el catalán, el vasco y el francés, y los Picos de Europa. El Cares, el Naranjo de Bulnes, Peña Santa de Castilla. AigüesTortes y el Monte Perdido. Inolvidables el recorrido en las aguas bravas en el río salvaje Noguera Pallaresa o el descenso del cañón del río Vero en la agradable Alquézar, en la Sierra de Guara. Qué aventuras. Lo mismo que las incontables rutas del románico. Largas caminatas y largas sobremesas en la cena con el aroma de un orujo de Liébana o un calvados de Normandía entre los labios. Recordar a los que se han ido es mantenerlos vivos. Dice su hijo Javier que los libros son ahora como los perros, que nos sacan a pasear por escenarios desconocidos. Larga vida a los libreros.

César Coca:

Un muy extraño Día del Libro, sin entrega del premio Cervantes en Alcalá ni las habituales imágenes de la Rambla llena de gente. El lunes me pidieron un vídeo para la cuenta de Facebook de la Biblioteca de Bidebarrieta en el que hablara de la lectura. Ponían una duración máxima de dos minutos. El mío no llegaba a los 50 segundos pero he localizado varios próximos a los tres minutos. Y me ha enternecido ver a algunos autores que en realidad no han hablado para nada de la lectura. Así somos.

Artículo del Diario de cuarentena publicado por los alumnos del Máster de Periodismo 2019-2020 y sus profesores de Producción Informativa.

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