Diario de cuarentena: Jueves 7 de mayo de 2020

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Pablo Ariza:

En unos días ampliaré mi colección de Orwell, siguen llegando los últimos coletazos de mi cumpleaños. Apático es la palabra que mejor define mi estado de ánimo. Agradezco a mi amigo Sáenz, al que tanto hago rabiar, su diario de ayer. Pronto estaremos otra vez con la #AventuraPueblerina, vaya presión me habéis metido tú, el tico y la de Sangüesa. Buscaremos sitios refrescantes, donde nos podamos dar un buen baño en verano. Todos los días me viene a la cabeza cómo será ese momento en el que cojamos un bus hacía algún pueblo. Ahora mismo no consigo imaginármelo, los autobuses suelen llevar a mucha gente. Da miedo. Mientras tanto, seguiremos conformándonos con cumplir las reglas del estado de alarma que otros se afanan en saltarse. Cómo ha debido ser mi día que esta mañana me compré la obra completa de Benito Pérez Galdós en formato ebook por 99 céntimos. 25.698 páginas. Algún día, señor Galdós. Poco a poco.

Karen Pinto:

Hoy he salido por primera vez a dar un paseo desde que empezó el confinamiento. Me he sentido liberada. Ha hecho un día estupendo, así que me he vestido con ropa de verano y todo. He ido hasta la puerta de la casa de Oihane (mi primera vez por esa zona) y me ha hecho esperar unos pocos minutos, pero, de la emoción e impaciencia, me han parecido eternos. Mientras bajaba, solo pensaba en que algún día me gustaría conocer a su abuelita porque Oihane le ha hablado de mí y a mí de ella. Cuando ha bajado, nos hemos puesto muy felices y no nos han faltado las ganas de abrazarnos, pero, por las medidas de seguridad, hemos guardado la distancia. Hemos caminado unos metros hasta el parque, y allí hemos esperado a Javi.

Cuando lo he visto caminar hacia nosotras, me he sentido muy emocionada, he corrido para aproximarme a él (como en las películas románticas, el recuerdo ha quedado en mi cabeza en cámara lenta), pero no hemos llegado a tocarnos. ¡Ufff, qué bonito ha sido! Nos hemos sentado con la distancia adecuada y hemos conversado de todo un poco, hasta que, después de un rato, también ha llegado Laura –desde que está permitido, sale a trotar–, y también ha sido muy emocionante. Todo el tiempo hemos guardando las distancias y hemos tomado todas las medidas de precaución.

El reencuentro ha sido extraño, lleno de sentimientos encontrados, después de tantos días sin vernos, pero ha sido muy bonito. Hemos visto el atardecer entre risas y recuerdos, así que me he sentido muy feliz hoy. Debo decir que odio eso de no poder abrazar ni tocar a la gente. Espero que esa vaina sí se acabe pronto porque, como ya he contado en este diario, soy muy cariñosa y de contacto físico.

Cirilo Dávila:

He escuchado su testimonio y lo he anotado en mi diario. Me ha emocionado. María trabaja de enfermera en la UCI de un hospital de Madrid:

«Hoy siento desánimo. Es una sensación extraña. No nos aplaudáis porque no somos héroes. Somos gente normal como el resto de personas que se queda en casa, respetando las normas y comprendiendo que todos somos uno. Hemos estado encima de un volcán. Seguimos preocupados y agotados. Muchos compañeros se han ido a hoteles por miedo a contagiar a sus familias. Otros, demasiados, han sido contagiados por la desorganización y escasez de material profiláctico, con mascarillas incluso picadas. Otros compañeros han muerto.

No es una heroicidad. Es nuestro trabajo. Lo elegimos y lo amamos, pero lo que no hemos elegido es el desastre para luchar contra esto y la impotencia de escuchar mentiras. Dicen que nos están haciendo test y solo te lo hacen si tienes síntomas. Primero hay que hacérselo a los futbolistas, claro. Aquí se confunde precio con valor. Así nos va en todo.

Y ahora, tras siete horas de trabajo con la mascarilla FPP2 y otra quirúrgica encima, con el cuerpo fatigado y sudado bajo el EPI, la cabeza cansada por el casco y el olor desinfectante metido hasta el alma vuelvo a casa y me encuentro a mucha gente en la calle, demasiada. Veo a jóvenes agrupados, sin mascarilla, riendo… Lo de portar guantes ya es un sueño. Y me pregunto ¿estamos locos o qué? ¿creen que esto ha acabado?

Hoy he visto morir a un hombre de 54 años. Y así un día y otro. Si pudiera, les invitaría a estar siete horas en la UVI y les pasearía por el cementerio para que vieran la realidad y sus consecuencias ¡Descerebrados! ¿Tan difícil es llevar bien puesta una mascarilla y tan difícil es evitar ir pegados? Por eso, hoy no quiero aplausos, quiero humanidad. Aún no hemos ganado. Gracias».

Berta Pontes:

Valladolid. Escribir e involucrarme en temas que me interesan hace que los días en casa pasen más rápido. Hoy ha sido uno de esos en los que apenas me he despegado del ordenador y del teléfono. Otra historia sobre Nicaragua y el coronavirus se ha sumado a las de los familiares de fallecidos por el virus que quieren participar en el homenaje. Las historias son tan duras que, si todos los que incumplen las normas estos días las escuchasen, dejarían de hacer el tonto y poner en peligro a los más vulnerables.

Un largo paseo nocturno por las calles de mi querida ciudad mientras hablaba por teléfono me han hecho recordar lo mucho que echo de menos pasar más tiempo fuera de casa que dentro. Inconscientemente, he comenzado el mismo camino que hago cuando voy a tomar algo con mis amigos. Me he detenido, deseando que todo esto acabe e imaginando que realmente estaba yendo a verles, pero se acercaba la hora del final de la libertad. Media vuelta y a casa.

Gorka Seco:

Hoy he ido a la peluquería y, solamente el hecho de conseguir cita y acudir se ha convertido en algo sumamente complicado. Es lógico, ahora se han aglomerado esas personas que querían ir y no han podido por la cuarentena.

Pero lo más complejo empieza al llegar allí. Hay que lavarse las manos con hidrogel a la entrada y a la salida. Están prácticamente prohibidas las toallas de algodón. Se utilizan unas de plástico, de esas de usar y tirar. La protección es máxima. Los peluqueros tienen que protegerse con guantes, mascarilla y un traje de plástico que les cubre gran parte del cuerpo.

Y la precaución no acaba ahí. Después de cada cliente, toca desinfectar el asiento donde ha estado sentado. Vaya, que son medidas comprensibles. Pero en lo que antes tardaban con un cliente, ahora ese tiempo se multiplica por dos o tres.

Ana Gil:

Qué ganas de que llueva. De verdad, la alergia está empezando a ser insoportable. El otro día bromeaba sobre cómo me miraban por la calle al estornudar. Cada vez es peor. Con solo asomarme a la ventana, mis ojos empiezan a hincharse y me caen auténticos lagrimones de los ojos. En mi paseo nocturno, esta vez por la Ribera de Deusto y Zorrozaure, respiraba ahogada. Eso hace que también esté de peor humor. Parece que el fin de semana estará pasado por agua. Mis ojos lo agradecerán. Los tengo irritados y súper sensibles de tanto rascármelos. Es inevitable. Y esa es otra, por la calle no me puedo tocar la cara y está siendo un verdadero reto. Lo he demorado mucho tiempo, pero de mañana no pasa. Visita obligada a la farmacia a por los medicamentos.

Pablo Sáenz:

Hoy hemos presenciado una pelea entre vecinos y sus perros en nuestro barrio, en Ametzola. Al parecer, las dos mascotas se han enzarzado en un enfrentamiento de ladridos y mordiscos. Sus dueños –aún más animales– han hecho lo mismo, pero usando los puños. Ha tenido que venir la Ertzaintza para poner orden. La gente está muy irascible. Debe de ser cosa de la tensión acumulada por la cuarentena. Al menos, eso comentaban entre murmullos los curiosos que han interrumpido sus paseos para observar la escena. Nosotros incluídos. Todo vuelve a sorprendernos.

Yo también estoy notando el desgaste del confinamiento. Estoy durmiendo fatal. Me despierto muerto de calor con las sábanas pegadas, los ojos hinchados y un picor insoportable en la garganta. Es la alergia. Además, cualquier esfuerzo físico me deja molido, por no hablar de la alimentación. He de decir que soy de los que tienen buen humor por las mañanas, aunque últimamente me cuesta encontrarlo.

Franklyn Amaya:

Ha sido un día bastante productivo, que se inició con la limpieza de la casa a tempranas horas de la mañana. En la tarde he realizado las compras en el supermercado, fue bastante cansado pues nuevamente el carrito de las compras no estaba.

Entre otras cosas, mi primera asignatura de manera telemáticas ha finalizado bien, fue interesante poder recibir desde casa el pan del saber, aunque no puedo negar que hubiese preferido que fuera de manera presencial, pero en esta situación ha sido un método bastante útil. Ya en horas de la noche salí a realizar un poco de ejercicio, en este caso a caminar, mientras termina de desaparecer el dolor en la planta de mi pie derecho, que de momento me impide correr.

Laura Tambo:

Hoy Karen se ha animado a darse un paseo hasta Begoña. Y ahí nos encontrábamos Oihane, Javi y yo, ansiosos por el reencuentro después de mes y medio. Estábamos para foto. En fila india y manteniendo las distancias mientras nos lanzábamos besos al aire. Me sigue pareciendo de lo más surrealista, pero la precaución es lo primero. He vuelto reconfortada a casa. Echaba tanto de menos estos momentos que, cuando me calzaba para salir después de los aplausos, he sentido un pequeño cosquilleo en el estómago. La emoción estaba a flor de piel. Y no es para menos. La buena temperatura también nos ha acompañado durante el encuentro. Cualquiera diría que estamos a principios de mayo. En definitiva, un escenario perfecto para quedarte con las ganas de repetir.

Luis Ramírez:

«Desde lo alto de su palco mira al pueblo esclavizado por un virus. Débiles, piensa. A la emperatriz la cubre un manto celestial que la protege de las pestes y las hambrunas. Ella no se adapta a la vida, la vida se adecúa a sus circunstancias. Cualquier persona tendría esas ínfulas si hubiera sido mecida en una cuna de diamantes. Pese a tener de todo, siempre le hace falta algo. Nada es suficiente para alguien de su linaje, nadie puede tener más que ella. Si es que la soberbia venía atada a su cordón umbilical», última entrega de ‘La colmena’: https://bit.ly/colmena-7

Iván Benito:

Isabel Díaz Ayuso ha sido incapaz de siquiera agradecer los servicios prestados a la directora general de Salud Pública de Madrid. No entro en disputas sobre si la comunidad deba pasar de fase o no. Simplemente me parece una muestra más de que esta pandemia no nos va a cambiar. Solidario se nace. El Eibar, siempre un club humilde y al que la Primera División no le ha cambiado, se ha dedicado a llamar uno por uno a todos los jugadores que han vestido su camiseta desde 1950 para interesarse por su situación. En Ribadesella, hubo un tiempo una pintada en un muro que no para de venirme a la mente desde que un amigo me la recordó la semana pasada. En cinco palabras reúne el sentir del momento que vivimos. ‘Si España españa, qué españe’.

Irene Echazarreta:

Logroño. Hoy he vuelto a estar con More. Qué felicidad. Estaba deseando que llegaran las ocho de la tarde para poder estar con ella. Además de entrenarla en la pista, he podido dar cuatro ‘saltitos’ que estaban puestos. El cuerpo me lo estaba pidiendo. Ha sido verlos y no poder estarme quieta. Es lo que tiene que la disciplina que practico sea el salto de obstáculos. Y ya no eso, es que llevaba más de dos meses sin pasar por encima de ellos. Qué adrenalina he sentido. Qué emoción. Todo para quitar el mono que tenía. Pero esto es como una droga. Ahora quiero más. El cuerpo me pide volver a entrenar y saltos más grandes. Pero todo llegará.

Mikel Huerta:

Santurtzi. Hoy he subido al monte. Como si del día de Kornites se tratase, una tradicional romería que cada año nos reúne a un gran número de santurtziarras en lo alto del Serantes, el monte estaba repleto de gente. Tanto por la subida de Cabieces por el famoso ‘Rompepiernas’, que es por el que he subido yo, como la subida por Mamariga, por la que han subido unos amigos. Eso sí, en su mayoría y gracias a que el terreno lo permite las personas que se han animado parecían ser muy conscientes de las medidas recomendadas ante el virus. Respecto al físico, cómo se nota el cansancio. Pese a haber estado realizando algo de deporte durante la cuarentena, la toma de contacto con algo más intenso que el simple trote ha sido dura. Y las piernas no son lo que eran hace un par de meses. Mañana me veo con alguna sobrecarga que otra. Aunque es prácticamente definitivo que el fútbol amateur no va a volver esta temporada, la recuperación de la forma física de cara a la temporada que viene va a llevar un buen tiempo. Así que no queda otra opción que ponerse cuanto antes. Comienza la pretemporada.

Fernando González:

¿Hay mejor selección nacional de fútbol que la brasileña? Difícil, muy difícil igualar lo que ha hecho el combinado carioca en la historia de los mundiales. Se han acercado Italia y Alemania, pero es complicado conseguir hacer el ‘Jogo bonito’ y ganar cinco copas.

Recuerdo largas pláticas con mi padre acerca del mejor jugador de toda la historia del fútbol. Siempre me debate que para él es Pelé, sin ningún tipo de dudas. Yo lucho con el don, para demostrar que Leo Messi es el mejor de toda la historia.

Mi padre es un afortunado, le tocó vivir dos Copas Mundiales en el Estadio Jalisco de Guadalajara. Le tocó disfrutar al que se considera como uno de los mejores equipos de la historia del balompié. Tuvo la oportunidad de ver en el coloso de la Calzada Independencia a jugadores como Pelé, Jairzinho, Carlos Alberto, Gérson, Tostão o Rivelino.

El brasileño juega al ritmo de su país. El ritmo de la capoeira, de la samba y siempre con alegría. Creo que todos tenemos un ídolo o una figura brasileña en nuestros gustos futbolísticos. Por la pentacampeona del mundo han desfilado de los mejores futbolistas de la Tierra quitando a los seleccionados del mundial de 1970 que mencioné con anterioridad. La verdeamarelha la han portado futbolistas de la talla de Zico, Sócrates, Falcão, Dunga, Romário, Bebeto, Rivaldo, Cafú, Roberto Carlos, Ronaldo, Ronaldinho, Adriano, Dani Alves o Neymar. ¿Alguien se anima a hacer el mejor 11 de Brasil?

Pese a sus últimos fracasos, la selección brasileña siempre es una de las favoritas para hacerse con la Copa Mundial de la FIFA.

Oihane Irazu:

Gominolas, paquetes, cocacola y buena compañía. Así ha sido nuestra tarde en una campa del parque. Hoy ya se podía sentar y se ha notado en la cantidad de gente que había.

Karen, Javi, Laura y yo hemos pasado dos horas y media hablando de la vida como si estos dos meses no hubieran pasado. Qué bonito es volver a disfrutar de buena compañía. Alba, contigo el lunes (Deusto está bastante lejos). Por cierto, hoy he leído una frase que es exactamente lo que pienso: «Echo de menos estar en clase quejándome de que estoy en clase», y qué verdad. Qué ganas de volver a quejarme en compañía de buenos amigos. Y los pintxos en el Zurich. Y las cañas de después. Y la calefacción de Laura. Y la intensidad de Paulita. Y la risa de Irene. Volveremos.

Alba Rodríguez:

Deusto. ¿Puede ser posible que la parte más ‘emocionante’ del día haya sido una clase ‘online’? Puede ser. Eso y apurar un día más sin necesitar ir al supermercado (aunque mañana ya sí que no me libro). Hastío es la palabra perfecta para definir el día de hoy, incluso más que de costumbre. Y para colmo, ni siquiera ha hecho sol para poder salir a la terraza a que me diera el aire. En definitiva, un día de los de olvidar, de los que durante toda la jornada solo puedes pensar en que se acabe y rezar para que mañana sea algo mejor. Espero que así sea porque de lo contrario me volveré loca justo en la recta final de la cuarentena.

Paula Soroeta:

El día de hoy ha sido de lo más productivo. Me he levantado a las 8.30 para ir con mi padre a Bilbao a por las cosas del piso. Mis compañeras ya no van a volver, así que hemos decidido dejarlo. A la ida nos ha parado un policía y nos ha dicho que teníamos que llevar los dos mascarilla, porque ibamos al lado. Era muy majo, nos ha dejado seguir el camino sin más. Eso sí, a los diez minutos hemos parado en una gasolinera y yo me he puesto detrás. Por si las moscas.

Después de recoger todo lo del piso, vuelta a casa y a organizarlo todo. Por la tarde, me he encontrado unos anuarios de mi colegio y he estado comentando fotos con mis amigas. Vaya fotones había, cuántos recuerdos hemos rememorado. Qué tiempos aquellos. Qué risas nos hemos echado. Jesuitinas siempre será el mejor colegio del mundo.

Javier Cuesta:

Me he acostumbrado rápido a esta nueva realidad. El poder salir a diario hace cada día más ameno, como si tuviera un propósito. Antes sentía los días vacíos, sin ganas de vivirlos. Siento que, poco a poco, vuelvo a despertar de un largo sueño. Por cierto, hoy sí que he jugado una partida con Karen, bueno, una y varias. Para haber comenzado a jugar hace unas pocas semanas, le ha pillado el truco rápido, aunque a veces se le olvide no comerme. Pero se disculpa porque estaba cocinando y porque hemos terminado ganando.

Pedro Ontoso:

Hoy me he castigado y no he salido hasta las las diez y media de la noche, justo para tirar la basura y bordear la zona cercana a mi casa.Había demasiada gente y muy apretada. He vuelto a ver a grupos de jóvenes bebiendo de la misma botella y morreándose como si estuviera a punto de llegar el fin del mundo. Pues no me parece bien. Creo que no soy un adulto puritano, pero me parece una irresponsabilidad con la que está cayendo. Y una falta de respeto a los más de 250.000 muertos que se ha cobrado ya el coronavirus en todo el mundo. Si yo estuviera en el Gobierno les tomaba la afiliación y les llevaba de ruta por las UCI de los hospitales para que vieran de lo que estamos hablando.Y no es que puedan llevar el bicho a sus casas y a centros públicos y transportes, es que, además, se están tirando piedras al tejado de su futuro.

Hoy ha sido un día de obituarios con el proyecto de El Correo en el que colaboran los alumnos del Máster. Ha habido mucho tráfico de dolor, con la satisfacción de que los periódicos sirven para algo. Tanto trajín me ha traído a la cabeza el libro ‘Sostiene Pereira’, una novela deliciosa de Tabucci. Era un escritor italiano, pero que se enamoró de Lisboa leyendo a Pessoa. Cuenta la historia de un periodista que no se mete en líos en tiempos de totalitarismos. Hasta que se cruza en su vida un joven colaborador que se dedica a escribir obituarios. Con él y su novia descubre la responsabilidad del periodismo cuando lo que está en juego son las libertades. Me la leí de un tirón. Os la recomiendo, queridos alumnos y alumnas. La tenéis en Anagrama.

César Coca:

¿No tenéis la impresión de que el panorama ha cambiado radicalmente en apenas cinco o seis días? De pronto, la gente ya no habla a todas horas del virus; ya no te cuentan aquí y allá de un muerto, o un contagiado. Y a partir del lunes irá a más. Me da algo de miedo porque hace menos de cuatro semanas estaba la actividad económica paralizada casi por completo y ahora las calles parecen una fiesta a algunas horas.

Entiendo que necesitábamos, por razones más mentales que físicas, salir y apartarnos un poco de la realidad que nos ha ocupado en exclusiva desde comienzos de marzo. Pero no sé si no está yendo todo demasiado rápido. Pasar del temor a la euforia en tan poco tiempo puede tener consecuencias. Algo que no parece preocupar a un sector amplio de la población.

Artículo del Diario de cuarentena publicado por los alumnos del Máster de Periodismo 2019-2020 y sus profesores de Producción Informativa.

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