Diario de cuarentena: Lunes 4 de mayo de 2020

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Pablo Ariza:

Un tsunami de sensaciones este vigésimoquinto cumpleaños. De los mejores que he pasado por el cariño que me ha mostrado mucha gente desde la distancia. Las videollamadas no han parado durante todo el día. El horario búho ha sido un no parar: 00:12, 12:12, 15:15, 17:17, 20:20 y por último, en el horario original: de madrugada. Me gustaría que todos los que me han felicitado, sea por donde sea, sepan que ya forman parte de mi disco duro de recuerdos. Siempre agradecido. Mucho mérito tiene la chica de Sangüesa que se ha propuesto que este 4 de mayo fuera inolvidable, pese a la distancia. He vuelto a ver a mi mejor amiga después de unos cuantos meses, nos sonreíamos desde la distancia conscientes de que pronto pasará todo. A las hermanas Pontes, que me han emocionado desde Valladolid, cada una a su estilo. A familiares y amigos que son como familia. Agus, yo sabía que algún día saldrías en mi diario. Jorge, imagino que estarás nervioso viendo que aún no te había nombrado. Ay, el ego del plumilla. No recordaba que era tan afortunado. Gracias, prima, por regalarme una ilustración con mi rostro. Nos vemos pronto. Sí, Luis, tú siempre estás presente.

Karen Pinto:

Hoy he hablado con muchas personas que me recuerdan con muchísimo cariño. Personas muy ‘queridas’, como decimos los colombianos, que me apoyan donde quiera que yo esté. Gracias a las redes sociales, tengo contacto con gente que probablemente no lo tendría de ningún otro modo. Qué bonito tener amigos en varias partes del mundo; son el vínculo con los países donde he disfrutado y amado la vida. No es un secreto –lo he mencionado varias veces en estos diarios–, que una de mis pasiones es viajar. Amo conocer nuevos lugares. Y, sobre todo, me encanta conocer su esencia, a través de las costumbres de la gente. No me gusta quedarme en el turismo del ‘resort’, donde todo es cómodo y un poco superficial, ni tampoco esos tours que te llevan a los lugares que muchas veces ya han perdido su encanto. En cambio, me gusta visitar los sitios que frecuentan los lugareños. Trascender el turismo de guía, escapar para conocer verdaderamente la magia de la diversidad.

Cirilo Dávila:

Hacía mucho tiempo que no jugaba al ajedrez. Recuerdo que en unas Navidades mi hermano me regaló un tablero electrónico no solo por cariño, sino por interés: «A ver si así dejas de darme la vara». No le faltaba razón porque le solía asaltar cada dos por tres para vernos la cara en el campo ajedrezado. Por inesperado, fue un bonito regalo. Dejé de perseguir a mi hermano y el asunto quedó zanjado. Ya era un duelo entre la máquina y yo.

Tras recoger hoy la mesa, y aprovechando el crédito ganado con mis pinitos culinarios, le he convencido a mi hijo de volver sobre aquellos pasos. Como no hemos encontrado las piezas del tablero de mesa hemos recurrido a uno magnético, de esos que sirven tal que comodín en viajes interminables. Ha sido como regresar al territorio de la memoria, de aquellos días que en la Redacción asistía embobado a las lecciones que Leontxo García nos daba desde Irun. Hoy por hoy, él es el mejor periodista en la materia, aunque como es norma habitual tuvo que migrar a otro medio para reconocérselo.

Coincidí con él en sus inicios. Ya por entonces abrumaba. Recuerdo que nos preguntábamos si tendría futuro el periodismo especializado en ajedrez. Parecía una entelequia. Años después, Leontxo hizo suyo el futuro al crear una escuela con estilo propio. A veces miro hacia atrás y encuentro una lista casi interminable de grandes profesionales a los que he ido secuestrando conocimientos para formarme. De cada casa, lo mejor para amueblar la propia. El resto ya es conocido: que la inspiración te pille trabajando.

Estaba yo con esta ensoñación cuando mi hijo me despertó al levantar la mano y ofrecerme un armisticio. Di por buenas las tablas. Ahora, lo que no sé es si retarle a nuevas partidas y forzar, quizás, otro regalo. Ya me entendéis. Asuntos de familia.

Berta Pontes:

Valladolid. El despertador ha sonado a las 9, pero lo he pospuesto un par de veces y he acabado tirándome de la cama alrededor de y media. Tenía cosas que hacer y ganas de hacerlas. Parece que los paseos han hecho que vuelvan y eso me alegra. Hacía días que no tenía interés por hacer cosas, solo las diademas con mi madre y cocinar. Pero hoy ha sido diferente y he comenzado la mañana con fuerza. A media mañana he cogido el móvil para llamar a Loli, una mujer cuyo padre ha fallecido a causa del coronavirus. Me ha contado su historia y cómo le recuerda. Loli es la segunda familiar con la que contacto para la iniciativa de El Correo de rendir homenaje a los fallecidos. Es duro, pero son testimonios fuertes, con sentimiento e impacto. Eso es lo que se busca en el periodismo. Al menos yo lo veo así.

Hoy había decidido no echarme la siesta pero el calor del mediodía me ha aplatanado y he caído en las garras de mi sofá. Tras la modorra he necesitado hasta un café. Con eso lo digo todo. Me encantan las siestas en verano pero me cuesta despegarme del sofá. Hoy he sentido que era verano durante ese tiempo que intentaba despertarme y hacer algo tras dos horas de siesta.

A eso de las 21 y tras hacer deporte en casa (me estoy aficionando y no me reconozco necesitando mi sesión diaria) hemos salido a andar María y yo. Hace un tiempo realmente bueno, como si fuese verano. Hoy hemos llegado a los 28 grados. Una locura para ser mayo, pero me encanta que se pueda salir a la calle y disfrutar, aunque sea un rato, del buen tiempo. Hemos visto atardecer y hemos hecho empanada casera para cenar.

Gorka Seco:

Hoy ha sido un día especial. Aparte de haber sido el cumple de mi compañero de clase y amigo Pablo Ariza, también ha sumado un año más en su casillero mi primo David. 17 años, quién lo diría…

La celebración ha servido de excusa para juntarnos una pequeña parte de la familia. Ha sido una reunión internacional. Mi tío Luis y su esposa Maite se han conectado desde Toronto, Canadá. El cumpleañero y sus progenitores desde Vitoria. Y un servidor, junto con mis padres y mi hermana, desde Etxebarri. No hemos sido los únicos en participar, también se han sumado más estamentos familiares a la celebración.

Es curioso en lo que se están convirtiendo las relaciones sociales. Poco a poco la evolución va siguiendo su camino y nos permite tener otras herramientas con las que poder comunicarnos. Eso sí, tras mi experiencia con las videoconferencias, admito que, en general, tengo la sensación de que son más fructíferas las reuniones cara a cara.

Ana Gil:

El tiempo sigue corriendo. La última vez que salí a la calle antes del confinamiento llevaba un abrigo y ahora parece que ha llegado el verano. Las temperaturas rozan los 30 grados y la naturaleza ha sacado a relucir su colorido. Qué bonito está Bilbao. Las margaritas llenan el césped y los árboles han florecido. Mientras nosotros estábamos encerrados, la naturaleza seguía su curso. Ni tan siquiera me había dado tiempo a sufrir mi alergia. Hasta ayer. En mi primer paseo empecé a estornudar y observé cómo me convertía en el centro de atención por unos segundos. La gente me miraba con miedo. Llevo más de la mitad de mi corta vida con alergia y he pasado totalmente desapercibida. Ahora parece que tengo un cartel en la frente con luces de neón con la palabra ‘coronavirus’. Estos pequeños gestos que nada tenían de peligrosos se han convertido en nuestra mayor amenaza. Ojalá interioricemos el miedo a saludar con dos besos y terminemos con la maldita costumbre. Cómo la odio.

Pablo Sáenz:

Si lo llego saber, me quedo en casa. Han llegado los días de los estornudos, los mocos, los picores, los ojos hinchados… vamos, que podemos dar abiertamente la bienvenida a la alergia. Un paseo por la Ría con estornudos cada dos pasos ha bastado para ser el centro de atención con todas las miradas puestas sobre mí. Lo siento por los más hipocondríacos. Prometo salir de ahora en adelante con un cartel luminoso que se active cada vez que estornude con un mensaje que rece: «Es alergia, no un virus».

Por lo demás no hay gran novedad. Miento, sí hay una novedad: me he hecho LinkedIn.

Franklyn Amaya:

Todavía no me explico cómo me pude lastimar la planta del pie derecho mientras corria, si solo lo he hecho en dos ocasiones desde que salimos del encierro, y en un trote suave, para ir tomando ritmo. Lo extraño es que en ninguna de las dos oportunidades recuerdo haber pisado mal o doblarme un tobillo. Sin embargo, amanecí con un fuerte dolor que incluso me dificulta caminar. La verdad, me siento sorprendido, porque es la primera vez que de la nada me afecta una molestia de este tipo. Espero que pronto se acabe el dolor, pues no quiero seguir perdiendo de hacer ejercicio.

Laura Tambo:

Mientras trabajo en el suplemento a los homenajeados que se publicará en unas semanas (si no sabéis de lo que hablo, echad un vistazo al diario de mi compañero Cirilo de ayer) mis sentimientos se dividen en dos a partes iguales. Satisfacción por poder aportar una pequeña parte a este precioso proyecto y tristeza por leer y escuchar las historias de las familias que lamentablemente no han podido despedirse de sus seres queridos de la manera deseada. Esto me hace reflexionar sobre cuáles serían las últimas palabras que escucharon antes de partir al viaje más largo de sus vidas. ¿Fueron suficientes para irse en paz?. No lo sé. De lo único que a estas alturas tengo certeza es de que algunos jamás llegarán a entender lo que ha supuesto, supone y supondrá este virus en la vida de muchas personas. Porque aunque desaparezca, siempre quedará una parte de él entre los que perdieron algo para no volver a recuperarlo.

Luis Ramírez:

Si alguien me ha ayudado a mantenerme a flote durante la pandemia, ese ha sido Pablo. No sé cómo lo hace, pero siempre sale con alguna tontería que me hace reír. Si es que tiene un ingenio el hombre. No se puede enojar uno con este mae, ni en los momentos más estresantes de ‘Relatos en tiempos de pandemia’, así no se vale. En su mochila carga unas ganas de hacer periodismo del bueno que levanta cualquier pasión caída por este oficio. Gran dupla para grabar un podcast: yo, que arrastro mis erres, y vos, que te ahorrás las eses. ¡Qué ganas de ir a Elanchove! Vos sos muy de antojar a la gente de aventuras pueblerinas, ¿no? Feliz cumple, illo.

Iván Benito:

Me preguntaba durante el confinamiento si estaría quemando una etapa de mi juventud. Como si algo se me muriera por dentro en esas semanas que parecían años. Me preguntaban constantemente y por todas las vías que qué tal estaba. Mi respuesta siempre solía ser parecida, pero nunca tenía la certeza sobre lo que pensaba. En tres días en la calle creo que ya puedo poner fin a mi preocupación. Nada ha cambiado en mí.

Hoy me he vuelto a subir a una bici, pero de las de verdad. Maillot de la Fundación Euskadi, zapatillas nuevas y a intentar sudar en el corto periodo de luz que queda a partir de las 8. Susto bajando aparte, las sensaciones subiendo por tres vertientes al castillo de Burgos han sido muy buenas. Me ha dado rabia no poder detenerme mucho tiempo en el mirador de la cima, mi lugar favorito de la ciudad.

Irene Echazarreta:

Logroño. ¿Os he dicho que he hecho pan? Ya no uno, sino dos, y ya estoy pensando en el tercero. La próxima vez lo haré con masa madre. Ya son varios los días que llevo formándome sobre este mundo tan desconocido y que tanto me aterraba conocer. Pero no es difícil. Os animo a todos a intentarlo. Tan solo es seguir unos pasos y tener en cuenta la temperatura y el alimento de la masa. Nada más. A mí me quedan unos días para tener lista la masa madre para hacer pan. Ya os contaré.

Mikel Huerta:

Santurtzi. Entre homenajes y quehaceres del Máster se pasan las mañanas en esta nueva rutina. El hecho de tener ciertos ratos libres para poder despejarse han inyectado una gran dosis de ganas. Todavía no he sido capaz de aprovechar las horas que se puede salir a la mañana, pero entra en mis planes en un par de días. Las tardes pasan volando: entre jugar un rato con amigos y ver algún documental de Netflix. Ahora estoy con ‘The last dance’, un espectacular reportaje sobre Michael Jordan y los Bulls de los 90. No quería empezarlo hasta que estuviesen todos los capítulos, por eso de que me he acostumbrado a verlos del tirón, pero la impaciencia y mi profundo admiración por MJ me han impedido posponerlo. Para cuando me quiero dar cuenta ya se puede salir a la calle. Aunque hoy he aprovechado la última hora posible para hacer deporte. El mal tiempo ha impedido salir antes, pero por otra ha sido una bendición. En comparación a los anteriores días, las calles santurtziarras estaban vacías. Sin ninguna duda ha sido un gustazo la hora de calle de hoy. Mañana será otro día.

Fernando González:

Continúan los días cálidos en Pamplona. Hoy rozamos los 30 grados. En la ciudad aún se sienten corrientes frías de viento que circulan por las calles, emergiendo de los garajes, trasteros o los recibidores de los edificios.

Las caminatas por la noche en mi opinión son las mejores; te permiten apreciar de distintas formas la ciudad. Hoy ya he notado una baja en el número de paseantes y corredores. Sin duda, la emoción del momento ha pasado. Eso sí, a algunos paseantes les da igual eso de la distancia y están platicando en grupos en las aceras.

Hoy me he dado el tiempo de iniciar una nueva serie en Netflix. En esta ocasión se trata de la producción de nombre ‘Becoming Champions¡. Habla de los países que han sido campeones del mundo en fútbol. El primer capítulo trata de la gran ‘Garra Charrúa’, la selección de Uruguay, que obtuvo el primer Mundial de fútbol de la historia en 1930. Fue también el equipo que derrotó a la anfitriona Brasil en el mítico ‘maracanazo’ en la final de 1950 para consagrarse como los mejores del mundo por segunda ocasión. Son grandes los jugadores que han desfilado por la celeste. Por ejemplo: Diego Forlán, Luis Suárez, Edinson Cavani o Enzo Francescoli entre otros tantos. Un país de poco más de tres millones habitantes, que cuenta con dos trofeos de campeón del mundo en sus vitrinas. Veremos un capítulo y país por dia. Mañana es el turno de la selección italiana.

Oihane Irazu:

Voy a confesar algo: me fastidia que la gente se meta con Fernando Simón. No sé, después de verle todos los días en la pantalla le he cogido hasta cariño. Y creo que como yo mucha más gente (por lo que leo en Twitter).

Hoy no he salido a la tarde a pasear. Por una cosa o por otra he decidido quedarme en casa. Mañana sí. Pero a las 17:00 he ido con cita previa a mi tienda favorita de reparación de móviles en Indautxu. Después de media hora viendo a ver por qué mi iPhone 7 nuevo no deja llamar ni enviar audios de whatsapp (importante en mi vida esto último), me han dicho que es un problema de la placa base, y que tardarán un par de días en solucionármelo. Pues muy bien. Por lo menos tiene arreglo, que es algo de lo que dudaba. Por fin voy a volver a tener mi móvil nuevo en condiciones.

Hablando con el dependiente de la tienda me ha dicho que hoy ha sido el primer día que han abierto, y que no han parado de recibir llamadas para reparación de móviles. Sobre todo de pantallas y baterías. Ir a la tienda, coger el metro y volver a casa ha sido como una vuelta a la vida. Ya solo faltan los bares. Admito que he pasado envidia viendo en el Teleberri de Etb2 como conectaban con las terrazas de los bares en Formentera y La Gomera. Allí estaba la gente diciendo que nunca antes habían disfrutado tanto de un pintxo de tortilla y un café. Y de ver las caras de sus amigos en persona. Ojalá queden seis días para que nosotros podamos vivir esto también. Mi gato creo que opina lo mismo.

Alba Rodríguez:

Deusto. Y llegó el verano a Bilbao. Hoy ha sido un día soleado y caluroso, de esos en los que es mejor dejar las ventanas cerradas para mantener la temperatura fresca en el interior de casa. Demasiado calor para mí, que siempre he preferido el frío y llevo mal las altas temperaturas. Me ha recordado a uno de los viajes que hice el año pasado, cuando fui con unos amigos a Serbia. Creo que nunca he pasado tanto calor como el que pasé en el Kalemegdan, la fortaleza y mayor atracción turística de Belgrado. Recuerdo andar por sus calzadas empedradas y creer que iba a desmayarme. Recuerdo sentarme en una terraza y beber un té helado de melocotón casi de un trago. Y recuerdo también los mosquitos que no dejaban de acosarnos a orillas del Danubio. Así que hoy ha sido un día demasiado caluroso para mí, pero al menos me ha recordado un gran viaje con amigos. Creo que la abstracción es lo máximo a lo que puedo aspirar de momento. Quién sabe cuándo podré volver a una fortaleza extranjera a pasar calor. Espero que lo más pronto posible.

Paula Soroeta:

Hoy he sentido como si estuviera en verano. El calor insoportable que hacía hoy en Donosti me ha recordado a esas tardes en La Concha en las que luego todo se convierte en galerna. Así ha ocurrido hoy, al final ha caído una tormenta que la verdad, ha sido muy bonita de ver. Se ha agradecido. Me gusta mucho el verano, por eso de que tienes más tiempo libre para estar con tus amigos, pero no soporto el calor. Esta tarde tampoco he salido a andar, ya les digo que el calor me echa para atrás. Mañana si el tiempo me acompaña sí que iré, además igual quedo con una amiga que vive en el mismo barrio que yo. Y eso es motivación de sobra.

Javier Cuesta:

Siento que todo vuelvo a sus sitio, poco a poco esta ‘nueva normalidad’ va asentándose en mi rutina. Ahora, los paseos al atardecer y jugar al parchís a la vuelta con Karen son el mayor placer que tengo. Es un vicio del que, por cierto, Oihane está preocupada. Cosa que entiendo porque no hay noche que no intente comerme alguna ficha. Entre otras cosas, los mensajes recibidos gracias a la iniciativa de El Correo sobre las víctimas del Covid-19 han sido un auténtico regalo. Hablar de personas y no de números es importante, te hace entender el verdadero drama que se ha vivido, dejando el confinamiento en casa en una nimiedad.

Pedro Ontoso:

Hoy he cambiado el itinerario, pero no la hora. A las 8.30 de la mañana ya estaba paseando con mi mujer combinando la costa con el interior de Getxo. Para evitar aglomeraciones nos hemos metido por las estradas, por caminos casi solitarios, entre caseríos y huertos. Vacas, caballos, perros, gallinas. Muy cerca de la ‘civilización’ se abre un mundo rural muy tranquilo, donde se puede caminar sin agobios, parándote para escuchar con calma cómo cantan los mirlos. Hay proyectos para invadir este paraíso con colmenas de chalés, pero espero que no prosperen.

Luego he aprovechado para cortar el césped y esparcir abono. El calor pegaba con fuerza. Nada que no pueda calmar una cerveza fresca con el ruido de fondo de los niños, a lo lejos, en la playa. Por un momento parecía que había comenzado ya el verano. Por la tarde, y como estaba previsto, se ha levantado una galerna impresionante. La he visto entrar a una velocidad endiablada por la bocana del Abra.El viento ha sido muy fuerte. Ha pillado a mucha gente en el paseo de su franja horaria, y han tenido que salir escopetados. Los que peor lo han pasado han sido algunos surferos. He visto jaleo en la playa. El Land Rover de la DYA se ha lanzado cuesta abajo con las sirenas encendidas. He visto salir a la lancha de salvamento del puerto de Santurtzi y a una zodiac de la Cruz Roja que sorteaba la mar rizada desde Ereaga. Enseguida he llamado a Calabor, nuestro hombre de Sucesos, gran amigo con el que he trabajado muchos años. Parece que están buscando a un surfero que había desaparecido. La Ertzaintza y los bomberos han aparecido junto a los acantilados, debajo de mi casa. Lo he vivido como un becario que acababa de entrar en el periódico. Luego he vuelto a hablar con Calabor. Parece que fue una falsa alarma. Ya eran las diez de la noche.

César Coca:

No sé si he contado alguna vez que una de las cosas que más odio es aburrirme. Eso lo aplico a todo. A veces me preguntan por qué me complico la vida haciendo especiales de forma casi continua en Territorios, con el trabajo que dan. Especiales que mis jefes no me piden (también puede ser que no me los pidan porque saben que los voy a hacer). Mi respuesta no sé si les convence pero es absolutamente cierta: porque me aburriría mucho haciendo cada semana los números con el mismo esquema. Hay que hacer muchos así, porque nuestros medios no dan para especiales todas las semanas (mi cabeza tampoco daría para tantas ideas), pero normalmente tengo varios en mente y estoy preparando cosas a muchas semanas vista. Incluso con muchos meses de antelación. Para hacernos una idea: ya estoy trabajando con las compañeras de Diagramación en… el especial de San Valentín del año próximo. Pero antes de eso hay muchos meses, así que me he pasado parte de la tarde pensando temas. Y creo que se me ha ocurrido una idea que puede quedar bien. Así se me ha ido la tarde.

Artículo del Diario de cuarentena publicado por los alumnos del Máster de Periodismo 2019-2020 y sus profesores de Producción Informativa.

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