Pablo Ariza:
Qué bien ha cerrado mi amigo Ruiz hoy su serie de relatos ‘Amapola’ en ‘RTP’. Un final a la altura de lo que siempre se esperaba de él. Cuán peligroso es eso de esperar de alguien. ¿Qué esperamos los cercanos? Nada. Por mi parte solo espero que disfrute repartiendo ‘pizcas’ a diestro y siniestro. Se nos pasa la vida, queridos lectores, y seguimos preguntándonos qué esperan de nosotros. La respuesta suele ser ‘poco’ o ‘nada’. Suficiente con estar, que ya es bastante. Aquí estoy, Ruiz, ante un gentío que no sabrá quién es JC y qué importante es mencionarlo en alguno de mis diarios. Las despedidas que ni siquiera son. Lo que le hubiera gustado a él escucharme en mi propio ‘podcast’. El arrepentimiento de no haber ido a ver a su pareja a aquel pueblo de ‘allí arriba’, como él decía. Allende los mares nos ven cabalgar, amigo. A menor ritmo en muchas ocasiones, sigue habiendo baches en este asfalto sin protecciones que es la vida. Esto venía a cuento de tu final de ‘Amapola’, que no es otra cosa que tu comienzo con el siguiente folio en blanco, amigo.
Karen Pinto:
Hoy lo hemos pasado muy bien. Hemos estado con Oihane en la terraza de Alba, comiendo snacks, conversando y cantando. Bueno, en realidad, nosotras seguíamos un poco la letra, porque la voz principal era Alba, que ha tocado su ukelele y todo; yo sabía que canta bien desde hace meses porque, antes de la pandemia, ya estuve en su casa y descubrí su talento oculto. Esta preciosa tarde me ha recordado a aquellas salidas de hace algunos años con mis amigos, en las que un par de ellos sacaban sus guitarras y, en casa de cualquiera de nosotros, cantábamos, tomábamos y reíamos a carcajadas hasta el amanecer. Todos ellos siguen siendo mis mejores amigos, desde mi adolescencia forjamos una amistad de hierro, de esas que duran toda la vida. Momentos como el de hoy, los llevo siempre en mi corazón.
Cirilo Dávila:
Hoy, en Getxo, se ha registrado la primera manifestación. Eso me lleva a pensar que, efectivamente, vamos retomando poco a poco la normalidad en Euskadi. Ironías aparte, pienso en el papelón que tiene la comunidad educativa (alumnado, padres y madres, profesores…) de cara a la semana que viene, cuando se propone retomar el calendario escolar. Pienso en ellos porque me toca de cerca y veo cómo las clases virtuales se han planteado como un café para todos, sin entrar en las circunstancias personales ni en el ámbito laboral. Y no hablo de medios y recursos, sino de comportamientos. Si hemos visto cómo muchos adultos han sido incapaces de guardar las formas para tomarse una simple cerveza, no quiero pensar qué puede ocurrir en los centros con la testosterona en plena efervescencia llegada la primavera.
Hoy, el gerente de un bar de Galdakao nos ha enviado un audio deshaciéndose en disculpas por la situación vivida este pasado lunes. Se reconocía desbordado y abochornado por la conducta de sus clientes. «Así, no vuelvo abrir», nos ha dicho, con el ánimo afectado. Le hemos agradecido el gesto, por vergüenza ajena, recordándole que no hay peor sordo que el que no quiere escuchar. Me parece una paradoja que mientras se potencia la excelencia académica nos olvidamos de la cultura general, que viene a ser como una muda limpia que uno necesita para ir aseado por la vida.
Como nos temíamos, en esta desescalada cada fase deriva en una polémica, aunque bien es cierto que somos un país cainita. Todo es pasto de las críticas. Sin embargo, no hace falta ser un pirómano para darse cuenta de que hay decisiones que nos llegan con la mecha colgando. Y, claro, terminan explotándonos en las manos. Solo evolucionamos a base de prueba y error. Nunca hubo certezas y, ahora, menos que nunca.
Berta Pontes:
Valladolid. El cielo lleva encapotado varios días. Y no hay quien lo desencapote, como a mí. La lluvia nunca me ha gustado y odio los días en los que no cesa. Incluso estando en casa me molesta que diluvie como lo está haciendo ahora. Afecta a mi humor y se lleva mis ganas de hacer cosas. Además, las noticias que dicen que no vamos a pasar de fase hacen que la moral se mine más.
Hoy ha sido un día especial porque, aprovechando que era San Pedro Regalado, patrón de Valladolid, mi padre y hermana han ido a Madrid a coger las cosas que esta había dejado en lo que era su casa antes de su repentina vuelta al nido. Su viaje y la preocupación de mi madre y mía por si les paraban han llenado la mañana. Iban con todos los papeles, pero vaya usted a saber.
Este año, por la festividad, no ha habido verbena en la Plaza Mayor como otros años, pero he salido a dar un paseo. Me toca conformarme con eso.
Gorka Seco:
Parece que ha vuelto a salir el sol en Etxebarri. Un ratito, aunque sea. No dedico mucha parte de mi tiempo a mirar por la ventana, pero hoy me han llamado la atención los rayos de sol que se asomaban.
A veces miro un ratito a través de la ventana hacia la plaza que tengo debajo de mi habitación. Me suelo fijar a ver si pasa (mucha) gente o no. Posiblemente sea uno de los sitios menos transitados. En comparación con alguna foto que he visto de otros lugares, este suele estar prácticamente vacío. Esa imagen, con el cielo encapotado y la plaza vacía me retrotrae a momentos de antaño. A algunos sábados por la tarde en casa. Un pelín tristes.
Ana Gil:
Solo el 5% de la población española ha desarrollado anticuerpos frente al coronavirus. Algo más de dos millones de personas. Cifra muy lejana de los poco más de 200.000 contagiados de la estadística oficial. Los expertos aseguran que para conseguir el efecto rebaño, la inmunidad de grupo, deberíamos acercarnos al 60-70% de personas con anticuerpos del virus. Estamos a años luz. También aparecen los defensores de no aplicar restricciones ni medidas de seguridad para que nos contagiemos y así ser inmunes. Terrible. Cómo se puede ser tan inhumano. Supongo que serán los mismos que protestan en contra del Gobierno en plena pandemia mundial y que criticaron las manifestaciones del 8-M. Imagínense el caos –mayor, si cabe– al que podríamos haber llegado sin confinamiento. Solo con el 5% de la población contagiada, el sistema sanitario ha colapsado. Está claro que esto no va de si se puede salir a tomar una caña, ir a visitar a tu amigo o recuperar las vacaciones frustradas. Esto tiene un impacto inconmensurable.
Pablo Sáenz:
Hoy me han dado plantón. A mí: Pablo Sáenz San Juan. El diario de hoy tiene lugar en Deusto. ¡Qué valor G. Zaratiegui! Os pongo en situación. Salgo a correr tres o cuatro días por semana. Cada día hago una rutina diferente. La de hoy me ha llevado a Zorrotzaurre y Deusto. Ya de vuelta, en la calle Iruña he decidido acercarme a la ventana de la señorita Ana Gil Zaratiegui. Estaba emocionado por volver a ver una cara conocida, saludarnos y charlar un rato. Pues bien, esta chica no ha aparecido. La desilusión del día va a cuenta de esta navarrica. Yo no he hecho 5 km. corriendo para que, al hacer una parada bajo su ventana, no se asome ni a saludarme. No ha tardado en excusarse diciendo que «no estaba con el móvil». A mí no me engaña. Yo sé que la realidad es otra: estaba echándose su tercera siesta del día.
Franklyn Amaya:
El vicio de quedarme hablando con amistades de Honduras hasta las 3 o 4 de la mañana me ha vuelto a seducir. En este caso ha sido con unos compañeros de trabajo, quienes me comentaban la tarea que hay durante los turnos y el temor que tienen de estar yendo a laborar en estas condiciones, donde el número de contagios por coronavirus sigue aumentando, y más porque se han descubierto algunos casos dentro de la institución. Pero al ser la línea de emergencias no es una opción quedarse en casa, pues en estos momentos es donde más se ocupa que estén presentes para atender a la población.
Laura Tambo:
Hoy ha fallecido Alex, el hijo de Ana Obregón y Alessandro Lequio. Sé que en medio de esta pandemia donde a diario mueren cientos de personas, es un poco absurdo hacer mención a alguien en particular a quien ni siquiera he conocido personalmente. No quiero dar más valor a su vida frente a la del resto de personas que se han ido hoy, solo porque haya sido un personaje público. La razón es simple. Me duele que una enfermedad como el cáncer, más presente a lo largo de nuestras vidas que el coronavirus, se haya llevado a un joven de 27 años con todo un futuro por delante. Era un hombre fuerte y optimista enfrentándose con mucho coraje a esta adversidad en el camino de la vida. Un ejemplo excepcional de valor. Desde que me he enterado de la noticia no puedo parar de pensar en sus padres y en el sufrimiento que tiene que suponer perder a un hijo. No puedo evitarlo. Mañana será otro día mejor.
Luis Ramírez:
La cuenta de ‘National Geographic’ en Instagram mostraba una escena de terror. Un hormiguero humano multicolor. Brazos, cabezas y piernas apiñados en un solo sitio. Se trata del Sanja Festival, una de las tradiciones más populares de Tokio que atrae a miles de personas durante el mes de mayo. Ver esa marejada de personas me provocó ansiedad. Quién sabe hasta cuándo nos sentiremos cómodos estando, o incluso viendo, una escena similar. Por el momento, el Sanja Festival quedó pospuesto hasta octubre. Responsabilidad social, lo que les falta a muchos que con apenas unos días de desconfinamiento incumplen las medidas para resguardar el bienestar colectivo. Yo, muy iluso, pensaba que el individualismo humano se iba a extinguir en el encierro. Todo lo contrario; al parecer, se multiplica.
Iván Benito:
España se está volviendo loca. Isabel Díaz Ayuso tratando de emular a Cristina Cifuentes, Alonso podría volver a la Fórmula 1 y los Hombres de Paco van a regresar a la televisión. Es todo como un regreso a 2010. Solo falta que vuelva El Canto del Loco o el Melendi bueno. Quizás la jugada consiste en evadirnos de la cruda realidad como hicimos hace tan solo unos años. A pesar de todas las facilidades con las que contamos estos días, no creo que se nos pueda considerar una generación con suerte. La verdad que el futuro pinta negro y no parece que pensar en ello vaya a ser muy sano. Tampoco lo es ver las noticias que vienen desde el barrio de Salamanca.
Irene Echazarreta:
Logroño. Un día menos para volver a la normalidad. O no. Las acciones de cada uno pueden hacer que volvamos para atrás, como los cangrejos. Fíjate Wuhan o Japón, que vuelven a tener focos de infección. Lo mismo nos pasará a nosotros otra vez. No seamos ingenuos. Pero, eso sí, con unos meses de diferencia. Tenemos un espejo, o bien, un ‘futuro’ en el que vemos lo que terminará pasando aquí. Solo queda intentar por todos los medios posibles que esa futura realidad no se cumpla. Pero depende de la responsabilidad. Y ahí cada uno tiene que decidir y reflexionar.
Mikel Huerta:
Santurtzi. Dos meses ya desde que se declarase el estado de alarma a nivel nacional. Lo que ha cambiado la vida desde aquel sábado en el que Sánchez confirmaba lo inevitable. Qué razón tiene Oihane en eso de qué poco valorábamos la normalidad. Aunque parece que ya poco a poco v cogiendo una forma similar a la época pre-Covid. Santurtzi ya no es lo que era ni hace una semana. Calles llenas, menos control policial, terrazas completas. Aunque si el objetivo es que no parezca el de hace tres meses, se está consiguiendo. Esta tarde he aprovechado para pasar un rato con algunos amigos en una de esas terrazas en la cuesta ‘Capi’. La verdad que me ha sorprendido la prudencia que reinaba en el lugar que estábamos. La gente santurtziarra somos muy de hablar en alto y en medio de una de las calles más pobladas de la Aldea siempre se cuelan en la charla comentarios de las personas que parecen ir dando su ‘speech’ a todo el mundo. Sin duda el que más gracia me ha hecho uno que decía : «Va a haber rebrote seguro, no se como se les ocurre permitir tanto». Eso sí, él iba con sus 8 amigos, sin mascarillas, sin distancia de seguridad y sin ningún tipo de precaución para evitar su pronóstico. Pero ni de cerca era el único. Y es que mis amigos , tras el pequeño y ameno rato que hemos pasado, coincidíamos en una cosa: «Si no hay rebrote a corto plazo en Santurtzi, es porque hemos podido con el virus».
Fernando González:
No quiero sonar a un viejo cascarrabias, pero hoy en Pamplona vi muchas escenas de gente que no está tomando las medidas preventivas suficientes para evitar el contagio por coronavirus. Es verdad que la gran mayoría eran jóvenes de 20 años, pero ¿se darán cuenta que quizá su irresponsabilidad puede afectar a sus seres queridos?
Pero bueno… hoy por fin pude ir al Corte Inglés, me urgía por una razón. Conseguir productos y salsas mexicanas. Me he vuelto un poco loco y he comprado suficientes para quizá tres meses, pero tras dos enteros sin probar una salsa era indispensables adquirirlas. Ahora se vienen nuevas recetas para las cuales me hacían falta estos productos.
Frederick Forsyth y Tom Clancy me están ayudando a llevar de mejor manera esta cuarentena.
Oihane Irazu:
Hoy por fin hemos disfrutado de una terraza después de unas compras en la Gran Vía Mikel y yo. Terraza, café y cervezas para celebrar que para nosotros vuelve otra vez la normalidad. Y por la tarde, kalimotxo, ukelele y patatas fritas para pasar unas horas en la terraza de Alba y sus compañeras de piso. Karen también se ha animado. Qué rápido se ha pasado el día. Maravilloso. Mañana más y mejor.
Alba Rodríguez:
Deusto. Hoy por fin puedo decir que ha sido un gran día. La mañana ha sido ‘normal’ (quedarme en casa y trabajar en tareas del Máster), pero la tarde ha resultado mucho más entretenida. ¡Por fin he conseguido ver a algunas de mis compañeras de clase! Aunque solo he podido quedar con Oihane y Karen, me lo he pasado genial y en el fondo parecía como si no hubiera pasado el tiempo. Hemos recorrido todo Deusto intentando buscar sitio en una terraza, pero cuando hemos visto que aquello era misión imposible hemos decidido ir a mi casa. Karen ya conocía dónde vivo, pero creo que Oihane se ha enamorado de mi pequeño piso bilbaíno y me he sentido hasta orgullosa. Unos kalimotxos en mi balcón y mucha conversación (a la que también se han unido mis amigas Elena e Inés) han hecho de la jornada una de las mejores desde hacía bastante tiempo. Una pena que tuvieran que irse antes de las once, porque estábamos ya a tope con el ukelele cantando a pleno pulmón y tuvo que llegar el toque de queda. Otro día será chicas, ya sabéis que en mi casa estáis invitadas cuando queráis.
Paula Soroeta:
Escribo estas líneas de madrugada, casi se me olvida el diario. La verdad es que el día de hoy ha sido uno de esos con muchas emociones y muchas decisiones tomadas, me siento aliviada. He perdido la noción del tiempo y el día se me ha pasado volando. Y no es la primera vez que me pasa. No sé si seré la única, pero últimamente mis días avanzan en ‘sprint’. Para cuando me doy cuenta ya estoy aquí otra vez, en mi cama. Y el hoy ya está más cerca de ser el ayer y yo más cerca del mañana, que en unas horas ya será el hoy. ¡Ah! Y hoy he vuelto a hacer galletas con coco y chocolate blanco, mi postre estrella.
Javier Cuesta:
Hoy he dado una gran vuelta. El paseo ha sido junto con dos amigas de la infancia. Las he echado mucho de menos durante el confinamiento y deseaba con muchas ganas volver a reencontrarme con ellas. Hemos dado un paseo por medio Bilbao, hablando y poniéndonos al día. Me he reído como antes y, por momentos, se me olvidaba en la situación que estábamos. Lo volvía a recordar al ver a gente con mascarilla, cuando me veía hablando con ellas a un metro de distancia… pequeños detalles que acaban pasando desapercibidos ante la normalidad de la situación.
Pedro Ontoso:
Hoy me he llevado un disgusto. Mi hija Elisabeth me ha contado que Mario, el abuelo de Olivia, el yayo, está en una situación bastante grave porque ha pillado el bicho. Olivia es una amiguita de mi nieto, del grupete que nos juntamos a la hora del colegio en Madrid. Ellos se llaman ‘la tribu’ y quedan muy a menudo. Cuando viajo a Tres Cantos soy yo quien le lleva y le recoge en el colegio porque nos hace mucha ilusión: a mí y a mi nieto. Y siempre hablaba un rato con Mario, un señor muy atento, gran conversador y generoso. Me cae muy bien. Espero que salga de la UCI y lo supere, pero mucho me temo que ya nada va a ser igual. Se acabaron las tertulias a las puertas del colegio, las fiestas de cumpleaños en la campa, los carnavales, el día de los abuelos… todo ese universo de relaciones que refuerzan la solidaridad y conducen al aprendizaje. A los niños se les ha roto la cuadrillita de amigos, el ocio del parque, el encuentro de los ‘finde’ mientras los padres toman el aperitivo. El bicho les está robando la infancia. Y me da mucha pena. Mucha. Lo mismo que su padres, que viven la angustia de un regreso al cole incierto y sin un plan de conciliación. Quedan muchos deberes por hacer.
César Coca:
Una jornada caótica, en la que he trabajado literalmente a destajo. Un día de esos en los que me pregunto qué habría hecho Stajanov en mi lugar. Lo más agradable ha sido, sin duda, la conversación sobre literatura con Pablo y Luis, que firman cada día en este diario. Decía García Márquez que solo hay una cosa mejor que la música, y es hablar de música. Yo lo amplío a todas las disciplinas artísticas, sobre todo las que a mí más me gustan: la literatura, la música y el cine. No soy capaz de entender a quienes se empeñan en hacer de la cultura algo hermético, cerrado en sí mismo, un mundo al que le ponen barreras (un lenguaje ininteligible, mucha abstracción, diletantismo a granel) para que haya gente que no pueda o no quiera entrar, asustada por todo eso. Yo disfruto intercambiando opiniones e información sobre libros, películas y obras musicales (también de viajes y algunas cosas más).