Pablo Ariza:
Vengo buscando recomendaciones sobre cómo ordenar las bibliotecas de casa. Si la tiene cerca, mire la suya. ¿Cómo está organizada? Por temáticas no quiero hacerlo. Por apellidos puede ser una buena opción, pero recomienden. Dedicaré el ‘finde’ a ir catalogando los libros, seguro que encuentro algunos que ni sabía que tenía. Los cómics de mi padre y de mi hermano son los que más pereza me da ordenar. Pero ya que me pongo, pues ya saben. Llevaba tiempo pensando en hacer un catálogo para tenerlo siempre disponible. Todos tenemos libros que ya hemos dado por perdidos, siempre prestamos de más. Y no devolvemos. Tengo algunos que sé que no son míos. Lo de que ‘quien roba a un ladrón tiene 100 años de perdón’. A veces, pongo vídeos donde escritores y periodistas enseñan unas bibliotecas espectaculares. Suelen coincidir en no saber cuántos libros tienen exactamente, ni dónde están muchos de ellos. A mí no me va a pasar eso, llevaré siempre en el móvil mi biblioteca, aunque la tenga a cientos de kilometros. Tachen un día más.
Karen Pinto:
Todas las personas están viviendo esta pandemia de forma muy distinta, y, por supuesto, unos están lo pasando muchísimo peor que otros. Ahora más que nunca, se evidencian las brechas que agrietan este mundo, construido desde la injusticia. ¿Cuántas personas están pasando hambre? Muchos trabajadores informales, por ejemplo, impotentes por no tener ingresos, se están manifestando de distintas formas para conseguir alimentos para sus familias. O, ¿cuántos niños y adolescentes que, aunque tengan qué comer, están en sus casas sin poder estudiar, a falta de Internet o de un computador. Y podría seguir y dar un sinnúmero de ejemplos. Claro, este tipo de problemas ya existían antes, pero ahora han aumentado, y con menos posibilidades de ser solucionados. El panorama es tan oscuro y complejo que es difícil asimilar la desgracia que está dejando a su paso esta enfermedad. Muertes, hambre, violencia… Estoy triste. No veo la hora en que todo esto termine. Hoy ha sido un día de consumir mucha información.
Cirilo Dávila:
«¿Y qué vamos a proyectar en cines de ocho salas si no hay estrenos?» Quien se lo pregunta es un empresario del sector. Con el horizonte de la reapertura, hoy le he llamado a Alfonso Benegas. Hace tiempo que nos conocemos. En su día ideamos abrir un cine-club, aprovechando las franjas horarias sin programación comercial. Teníamos películas, infraestructura, público potencial… pero la burocracia se encargó de pinchar el globo de la fantasía. «Con la Administración hemos dado, Sancho», diría hoy don Quijote.
Alfonso es presidente de la asociación de salas de cine de Euskadi (EZAE) y gestiona 80 pantallas en toda España, así que sabe de lo que habla. Le llama la atención que se haya decidido la apertura de los cines sin escuchar al sector. Las cuentas, me comenta, son fáciles de hacer: con un tercio de aforo y los gastos al 100% no hay negocio que aguante. Ellos partían de un mínimo, como podía ser la mitad del aforo, para recuperar cierta normalidad en otoño.
«Nos han dejado en una isla desierta y sin víveres», lamentan estos profesionales. Ellos, los encargados de exhibir la magia que supone el despertar de las emociones frente a la pantalla grande. Se ven pagando los platos rotos de tanta urgencia, aunque Benegas encuentra una explicación: «Están obligados a cerrar el grifo de los ERTE porque le cuestan al Estado 4.000 millones al mes. Se han prometido muchas ayudas y no hay dinero para todos, así que tienen que ir soltando lastre».
Si difícil fue entrar en la fase de confinamiento, la salida no será menos arriesgada. Por ello, y visto las orejas al lobo, la industria del cine pide que «aplacemos la fiesta, pero no cancelemos su actuación».
Berta Pontes:
Valladolid. La desgana ha invadido mi día. Me he despertado sin motivación para hacer algo y he dejado que ese sentimiento ocupe mi día. Otros, he intentado evitarlo, pero hoy no. No me sentía triste ni cansada, simplemente desganada. Música por la mañana, siesta y ayudar a mi madre con unas labores de costura ha sido todo lo que he hecho. Lo necesitaba. Los días van pesando y normalmente tengo bastante energía y ganas, pero hoy no. Creo que es importante dejar que estos días pasen para valorar los demás. Seguro que mañana estoy con más ganas de hacer algo. No lo dudo.
Se me olvidaba… He visto a mi amiga Lidia porque hemos coincidido paseando a nuestros perros. Vivimos al lado pero no nos habíamos visto aún. Hemos respetado la distancia y charlado unos 10 minutos. Ha sido raro no poder abrazarla ni tocar a Tigre; espero que la nueva normalidad no sea así, porque no me gusta lo más mínimo.
Gorka Seco:
Como ya comenté en el diario de ayer, hoy he comenzado con la crónica sobre la situación en Costa Rica en lo que respecta al coronavirus. No mentí. Pero cuando ya llevaba un alto número de caracteres escritos, he tomado la decisión de cambiar de país. He optado por Bielorrusia. Un territorio que me genera mucha curiosidad, debido a la poca preocupación por parte de algunas entidades en relación a esta crisis sanitaria. Hasta aquí puedo leer, que tampoco quiero destapar toda la crónica. Además, todavía no la he terminado.
Hoy he cambiado algunos detalles de mi rutina para centrarme un poco más en avanzar con la redacción. A veces me viene a la cabeza algún que otro consejo que me dan mis compañeros. Al margen del pequeño detalle del cambio de rutina, el día no ha distado demasiado de los anteriores.
Ana Gil:
Me han leído la carta astral. Supongo que habéis oído hablar de ella. En resumen, con tu día, año y hora de nacimiento pueden ver las posiciones planetarias de ese día. Se supone que el ‘mapa’ astrológico de ese día condiciona de alguna manera tu patrón conductual. Una forma de conocer las potencialidades y dificultades ‘innatas’ de una persona. Nunca he creído demasiado en estas cosas, pero ha sido curioso. La persona que me lo ha hecho no me conoce y la verdad que ha dado bastante en el clavo. ¿Suerte? Quién sabe.
También he hablado con Kasia y Ewelina, dos muy buenas amigas polacas con las que compartí mi erasmus. Un par de semanas antes de la llegada del coronavirus vinieron a Bilbao. Y menos mal, a saber cuándo podremos volver a vernos. Allí también comienzan a reabrir algunos locales y comercios. La gran incógnita es qué pasará con sus elecciones previstas para mayo. Ya hemos hablado de nuestro próximo reencuentro. Esta vez, será en Polonia. Hace un par de años estuve en Cracovia y Auschwitz y me quedé con ganas de más. Espero que nos veamos más pronto que tarde y sin mascarillas de por medio.
Pablo Sáenz:
Seamos sinceros. Somos muchos los que hemos descuidado la alimentación confinados en la pereza. Sí, lo admito. Se me ha ido de las manos la ración diaria de chocolate. Parece que los días en cuarentena están contados y con ellos, los picoteos entre comidas. El verano acecha, como también lo hace el flotador en mi cintura. No, no me refiero al hinchable salvavidas, sino a los kilos de más que rebasan el tiro de mi pantalón. Por suerte, en breve podremos a salir a la calle a deshacernos de esos michelines que tanto nos incomodan. En la ‘nueva normalidad’ habrá dos tipos de personas, las que se han mantenido firmes e incondicionales a su condición física y los que sucumbimos a los placeres de la gula. No me enorgullece formar parte de los segundos.
Franklyn Amaya:
Tiempo para aplicar nuevas recetas, son algunos de los beneficios que te permite este confinamiento. Ayer fue un día que he implementado una más, en este caso la elaboración de un fiel acompañante en las comidas de los hondureño: el ‘encurtido’. Después de dedicarle casi hora hora y media en la preparación, puedo decir con orgullo que me ha quedado bastante bien, aunque fue necesaria la ayuda de una amiga, que mediante vídeollamada me iba explicando el proceso paso a paso.
Laura Tambo:
Ayer me quedé pendiente de contaros la confusión que tuvimos con la supuesta hermana de mi vecina Mary. No es que sea nada del otro mundo, pero a nosotras nos entró un ataque de risa de casi diez minutos ininterrumpidos. El caso es que, al principio, Mary siempre salía acompañada de su hermana Rosa, que tampoco se llama así, esto a estas alturas de la película os lo puedo confirmar de primera mano. Todos los días a las ocho en punto levantaban la persiana y se apoyaban sobre la misma ventana a aplaudir. ¡Mira qué majas las señoras, que ya salen con sus batas y saludan a los paisanos que pasean con sus perros por las calles! Aquí comentamos todo… Y así lo seguían haciendo cada día, hasta que llegó el cambio de hora, y la luz del día nos permitió distinguir mejor los rostros de los vecinos. Cual fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que Rosa ya no era la hermanísima de Mary sino un adolescente al que, por supuesto, también hemos sacado el parentesco. Su nieto Bryan. Claramente. Ay Rosa, Rosa, qué desilusión la nuestra después de tantos aplausos compartidos.
Luis Ramírez:
Recientemente me he preguntado si extrañaré algo de este confinamiento. Todo dependerá de qué hábitos se vayan y cuáles se queden. Estoy convencido de que no echaré de menos la incertidumbre, sé que es algo que me acompañará en otros contextos de mi vida, pero como esta que venía incrustrada a la pandemia no lo creo. ‘Relatos en tiempos de pandemia’ sí que lo voy a extrañar, todo, absolutamente lo relacionado con este proyecto que me ha acompañado en los momentos más difíciles de las semanas de encierro. Pero bueno, al final todo expira, así que a disfrutar lo que se pueda en su momento y a desechar de la memoria lo que no merece la pena.
Iván Benito:
Qué raro. Me asomo a la ventana y no hay cola para entrar al Simply. Y son las 11 de la mañana, casi ‘prime time’ matutino. Es mi momento. A pie de calle, salta la sorpresa. La cola ocupa media calle, pero están todos pegaditos a la pared y no les veía desde la ventana. Coletazos del invierno burgalés, una estación que aparece algún día de septiembre y nunca se sabe cuándo va a terminar. Ves el sol, te relajas y bajas a comprar sin chaqueta. Burgos enseguida te pone en tu sitio. Pero no soy de dar marcha atrás y decido quedarme en la calle. Mientras me dirijo al final de la fila, otro joven y yo nos dedicamos una miradita cómplice. Una estatua con mocos, como decimos aquí.
Moraleja: no seas como nosotros. Si vas a Burgos, lleva chaqueta.
Irene Echazarreta:
Logroño. Un día más me toca actualizaros la información sobre la reanudación de la actividad ecuestre. Lo siento si resulto pesada, prometo no hablar tanto de este tema cuando esto se solucione. Ahora todas las interpretaciones jurídicas apuntan a que la vuelta a la equitación, por parte de profesionales y federados, depende del ‘Boletín Oficial del Estado’. Sabemos que su publicación tendrá lugar dentro de unos días, pero las declaraciones de Sánchez y el posterior informe de la ‘desescalada’, elaborado tras el Consejo de Ministros, hacen vislumbrar que la vuelta a la equitación será posible a partir del 4 de mayo. Esta nueva realidad parece que ha calado en la hípica donde tengo a la yegua. Hoy justo nos han escrito a los propietarios para avisarnos de que se podrá subir al centro ecuestre por turnos, siempre y cuando se sigan unas normas o un protocolo de seguridad. Todavía no tenemos una fecha concreta. Solo queda esperar y, por cierto, con mucho anhelo.
Mikel Huerta:
Santurtzi. El que no se haya enterado ya de cómo irán las fases del desconfinamiento ha sido porque no ha querido. Junto a la resaca del fallecimiento de Michael Robinson, un hombre que con todo merecimiento quedará en nuestro recuerdo, sin duda, el tema del día ha sido el proceso de ‘desescalada’ que viviremos. Pero me queda la sensación de que los datos que verdaderamente nos tienen que preocupar han quedado en un segundo plano. El virus sigue haciendo de las suyas y los dientes de sierra continúan, al igual que en el animo. Un día más, un día menos.
Fernando González:
El plan de ‘desescalada’ del Gobierno español es muy complejo. La hostelería es el ámbito que más va a sufrir seguramente: una gran cantidad de bares y restaurantes si abren sus puertas al 30% serán quizá una o dos mesas ocupadas, algo que vuelve inviable su operación entre gastos e ingresos. A ver en qué resulta esta vuelta a la normalidad. Pero se antoja muy complicada y difícil de comprender para todos. Pero a circunstancias excepcionales medidas excepcionales.
Estoy a unas cuantas páginas de terminar el libro más reciente de Frederick Forsyth. Una obra estupenda y de un género que me gusta e inquieta. Si les gusta el espionaje y las misiones militares puede que les guste ‘El Zorro’ tanto como a mí. Lo mejor es la historia que cuenta; es algo que está sucediendo o está por iniciar entre las potencias mundiales
Oihane Irazu:
Hoy hemos estado hablando de cómo será nuestro periodo de prácticas, y he llegado a una conclusión clara: no voy a hacer prácticas en ningún medio escrito.
He estado durante estos años de prácticas en COPE, Telecinco, Telebilbao y Radio Nervion. Siempre en radios y televisiones porque no me gusta la prensa escrita.
Y la ironía de la vida ha hecho que actualmente trabaje en un periódico escrito en papel. Sí, pero trabajar. Que es diferente. Y además es un periódico en el que me siento muy cómoda. Por eso espero que pronto nos hagan saber que tenemos opciones de hacer prácticas en radio, y sino la opción de atrasar el periodo de las mismas.
Contando los días para volver a la vida. #12días
Alba Rodríguez:
Deusto. Hoy ha sido día de confesiones. Tras más de tres horas de llamada por Skype, Elena, Inés y yo nos hemos aburrido tanto que hemos acabado hablando de nuestros miedos e inseguridades, de las cosas que nos preocupan y que con la cuarentena se han agrandado. Primero yo, después Inés y por último Elena. Ha sido bastante terapéutico. No soy una persona que se abra fácilmente y no suelo decir lo que me inquieta, sino que lo interiorizo y dejo que se haga bola hasta que revienta, un hábito bastante perjudicial para mi salud mental. Solo cuando se me pregunta directamente es cuando hablo de lo que me pasa, así que creo que me ha sentado bien soltar lastre. Espero que a ellas también.
Paula Soroeta:
Después de tanto tiempo en casa poco tengo que contar. Más bien nada. No he hecho nada interesante y por supuesto no me ha pasado nada interesante. Sigo grabando Tik Toks y preguntándome cómo viviré la frase de ‘desescalada’. Mañana será otro día, espero tener algo más que decir.
Javier Cuesta:
En este diario hablo mucho de lo que leo, de las películas o series que veo y de los juegos que me están ayudando a soportar el confinamiento. Pero pocas veces os hablo de música. No soy nada complicado para ello; si me gusta, la canción puede pertenecer a la sintonía de un programa infantil, que a mí me da igual. Creedme, no os miento. Rock, reggueton, tecno… puedo escuchar de todo, aunque, sin duda, en mi corazoncito siempre estará el pop. Mi infancia no se entiende sin ‘La oreja de Van Gogh’ o el ‘Que la detengan’ de David Civera. Y no se puede hablar de mi adolescencia sin mencionar a Maldita Nerea, Fondo Flamenco o a mi querida Miley Cyrus. Sí, aquella que se quitó la peluca rubia para empezar a perrear por todo el mundo, todo un ejemplo.
Pedro Ontoso:
Siento nostalgia de los viajes. Siempre me he movido mucho y ahora supongo que va a pasar tiempo hasta que salgamos hacia el extranjero. Estos días estoy viendo películas que me traen muchos recuerdos, como ‘Perseguidos’, rodada en Marsella, o ‘Chocolat’, en la que aparece el pueblo de Flavigny, de la Cote d’Or, que yo conocí en un recorrido por mi querida Borgoña. Pero la que ha despertado con fuerza mi nostalgia ha sido ‘Amor es lo que necesitas’, protagonizada por Pierce Brosnan, rodada entera en Sorrento, muy cerca de Positano y Amalfi, en una costa de ensueño.
Un 22 de junio, día del cumpleaños de mi santa mujer, estábamos en Roma y decidí darle una sorpresa con una excursión a Capri, que nunca ha olvidado. Salimos del hotel a las 6 de la mañana y en un taxi nos acercamos hasta la estación Termini. Allí nos subimos a un tren intercity y bajamos hasta Nápoles. Nuestro corresponsal, Santiago Fernández Ardanaz, me había sugerido que no fuéramos en coche porque nos lo iban a desguazar (siempre viajo en coche, nunca en avión). En Nápoles tomamos un cercanías de la Circumvesuviana para acercarnos hasta Pompeya para disfrutar entre las ruinas de la antigua ciudad romana a los pies del volcán Vesubio. Luego nos fuimos a Sorrento, un pueblo perfumado por los limoneros que se asoma a la bahía de Nápoles. Allí cogimos un ‘hovercraft’, una gran lancha aerodeslizadora que nos dejó en muy poco tiempo en el puerto de Capri, donde comimos junto a la playa en una pequeña ‘tratoria’ en la que las olas te masajeaban los pies. Por la tarde subimos en un funicular y en un minibús hasta la cima de la isla desde la que se veían unas vistas espectaculares. Y empezamos a desandar el camino. Minibús, funicular, barco (uno muy grande), tren, taxi y hotel. Eran más de las 12 de la noche y habían pasado casi 18 horas. Disfrutamos mucho. Fue inolvidable. Lo hemos vivido minuto a minuto otra vez, viendo la película. Con un ‘limoncello’ entre los labios de una de las botellas que compramos y conservamos. Habrá más oportunidades. Esta noche me he quedado con lo que ha dicho un psicólogo muy majete: «Hay que imaginarse el futuro mejor de lo que será». Perdón por la chapa.
César Coca:
Miro y remiro lo de la fase 0, la fase 1, la 2, la 3, la 4, y las condiciones para pasar de una a otra, y todo me recuerda este fragmento de la mejor escena de la que para muchos es la mejor comedia de la Historia del Cine:
Groucho: Haga el favor de poner su atención en la primera cláusula, porque es muy importante. Dice que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal está? ¿muy bien, eh?
Chico: No, eso no está bien.
Goucho: ¿Por qué no está bien?
Chico: No lo sé, quisiera volver a oírlo.
Goucho: Dice que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.
(Chico se queda pensativo)
Chico: Je je, esta vez parece que suena mejor.
Goucho: A todo se acostumbra uno. Si usted quiere, lo leo otra vez.
Chico: Tan solo la primera parte.
Goucho: ¿Sobre la parte contratante de la primera parte?
Chico: No. Solo la parte de la parte contratante de la primera parte.
Goucho: Dice que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte, y la parte contratante de la primera parte será considerada en este contrato… oiga ¿por qué debemos pelearnos por una tontería como esta? ¿la cortamos?
Chico: Sí, es demasiado largo.
(‘Una noche en la ópera’, Sam Wood, 1935)
Pues eso.