Diario de cuarentena: Sábado 21 de marzo de 2020

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Pablo Ariza:

Usted también conoce cuánto papel higiénico queda en su casa. El número exacto si le ha entrado la psicosis. Por el camino de la amargura me traen las cifras. ¿Por qué? Mi amiga Zaratiegui me ha enseñado justo antes de empezar a escribir estas líneas una web que predice el número de casos de COVID-19 en España. Fiabilidad del 99%, por ahora. Da miedo mirarlo. Predicen que superaremos los 10.000 muertos en una semana. Por si hay algún despistado: a mí estos días no me gustan que me llamen, se lo digo siempre a mi madre. Las llamadas me producen mucho miedo. La familia, ya saben. Ay. Y la distancia en momentos de cuarentena. Esperen, acabo con algo bueno, mañana tengo una cita. Con la quiosquera. Aún no sé su nombre, pero me ha dicho que me va a guardar el periódico.

Karen Pinto:

Estaba feliz. Disfrutaba en la cima de una montaña de mi tiempo libre, y ahora caigo por un precipicio a la misma velocidad que aumentan las cifras de muertes y contagios. Mientras recibo las malas noticias de aquí, intento asimilar lo que está pasando en Latinoamérica, allí, donde dejé mi vida, mi familia y amigos. Es como estar con dos frentes abiertos a la vez sin ninguna protección.

Durante gran parte del día, adelanto una investigación sobre la inmigración venezolana en los medios. Y no puedo evitar pensar en el pueblo: en las personas que viven de la informalidad y salen a las calles a diario para ganarse la vida, en los migrantes atrapados en la frontera con Colombia, y en la inminente y brutal crisis económica que golpeará a todos sin compasión.

Qué lejos se veía el virus cuando estaba en China, y ahora ha llegado hasta el último rincón de la Tierra para resquebrajar aún más el frágil y mezquino sistema en el que vivimos.

Cirilo Dávila:

En este tiempo de espera que nos toca vivir, he recordado que un día como el de hoy hace ya unos cuantos años celebramos de forma, creo que original, este Día Internacional de la Poesía. No me acuerdo bien cómo les embauqué a mis compañeros de trabajo, pero lo cierto es que me permitieron dar rienda suelta a la iniciativa.

La idea consistía en realizar un marcapáginas, de bella factura, con textos de autores locales y los repartimos en las paradas de autobús. De forma gratuita, por supuesto. Nunca me ha faltado un sentido romántico de la vida. Buscábamos propiciar que en esos minutos de desplazamiento nuestros vecinos se acercaran, a través de una lectura ‘pret-à-porte’, a esos autores y, de paso, recordarles que un día como el de hoy era digno de ser conmemorado.

A fuerza de ser sinceros, he de reconocer que la idea no era mía. La importé de Lisboa, cuando paseando por la avenida de la Libertad, años antes, me encontré con esta poética forma de promocionar la lectura.

Cerca del hotel Tivoli Jardín me regalaron una página de poesía y un rosa, que insistieron en prender en mi solapa con exquisita amabilidad. El azar quiso que me entregaran un poema de Pessoa, recuerdo. Con la mudanza de vivienda perdí joyas como esta, aunque no pierdo la esperanza de que algún día aparezca con la llegada de la primavera.

No sé muy bien si aquella iniciativa caló entre la gente, pero quiero pensar que no resultó baldía. Un pequeño gesto equiparable al de estos días, que sumamos relatos cortos que se engarzan en una narración que nos envuelve y, como si fuera una manta, nos cubre y da calor a nuestro alicaído espíritu.

Berta Pontes:

Valladolid. ¡Qué sábado más raro! Pocos sábados habré pasado encerrada en casa y sin hacer ningún plan con mis amigos o familia, aunque hoy el plan matutino ha sido hacer cerveza casera con el kit que regalamos a mi padre por su cumple, allá por diciembre.

La tarde se ha hecho corta porque Paquita Salas ha sido todo un descubrimiento para mis padres. Mi hermana y yo lo hemos vuelto a ver; siempre es una buena aliada para una sesión de risoterapia. También hemos visto el partido Sevilla-Athletic del torneo organizado por Ibai Llanos y emitido en algunas plataformas en el que un jugador de cada equipo de primera juega con otro a la Play4 representando a su club y van siendo eliminados. El Athletic ha ganado para alegría en esta casa vallisoletana pero con corazón bilbaíno.

Me estoy volviendo un poco cocinillas. Lo reconozco: me encanta hacer la comida porque me entretiene durante buena parte del día. Hoy me ha tocado la cena: pizza casera. El resultado ha sido bastante satisfactorio y yo diría que de sobresaliente.

Mi sábado ha acabado con una videollamada con algunos de mis amigos brindando con calimocho o cerveza y recordando cuando esto lo hacíamos juntos físicamente.

Gorka Seco:

Soleado ha amanecido hoy Etxebarri, aunque a mucha gente poco le importe el tiempo que vaya a hacer durante estos días de confinamiento. Se cumplen ya 10 días completos en cuarentena. No hay clases. No hay deporte. Casi todo se ha silenciado. Por ello valoro aún más la nueva iniciativa que ha tenido Ibai Llanos junto a diferentes personalidades del mundo de la información. Han creado un torneo de FIFA (un videojuego de fútbol) con todos los equipos de primera división (exceptuando el Mallorca), y mediante un sistema de eliminación han creado un torneo. Cada equipo está representado por un jugador de la primera plantilla, que es el que juega. El Athletic, con Guruzeta como comandante, ha pasado a los octavos, y mañana se jugará el resto del torneo. Bravo por este tipo de iniciativas. Por intentar hacer más ameno el confinamiento. Ah! Los propios organizadores están recogiendo fondos para luchar contra el coronavirus.

Ana Gil:

Parece que estoy tranquila. La cuarentena va bien, pero estoy aturdida. Como agitada. No consigo concentrarme en una tarea durante mucho tiempo. Mi cabeza funciona a toda pastilla.

Hoy es el primer día que consigo relajarme y leer durante una hora. Evadida, sin pensar en los datos, las ruedas de prensa o los miles de tuits y alertas que llegan a mi móvil. Será el alma de periodista. O no, quizás solo incertidumbre.

La obra es ‘Contarlo para no olvidar’ de Monica G. Prieto. Firma igual que yo, pienso: G.

Zaratiegui. Me despisto de nuevo. La otra autora es Maruja Torres. Un diálogo entre ambas en forma de libro para la colección voces de 5W. Reflexionan sobre el periodismo como forma de contar el mundo, el feminismo o la historia. Leo atenta sus experiencias como reporteras de guerra y mujeres en el periodismo. La comparecencia del comité de coronavirus me interrumpe. Otra vez. No hay manera de sacarse el monotema de la cabeza.

Pablo Sáenz:

Esta mañana, al abrir la ventana, se ha colado una ráfaga liviana de aire fresco que ha empapado mi habitación con ese olor que trae la primavera. Ahora toda la casa huele a las amapolas que florecen en mi pueblo, al pelaje de Tayson —el bruto y torpe de mi Rottweiler— recién duchado, a las mañanas de cervecita al sol con mis amigos, a las tardes de paseo en la montaña e incluso a esos ligoteos primaverales. Ay, la primavera… ¡que la sangre altera!

Pongo la radio todas las mañanas. Está siendo la banda sonora de la cuarentena. Hoy, nada más sintonizar Kiss FM, ha sonado Shinny Happy People de R.E.M. ¿Existe mejor preludio a la primavera y al buen tiempo? La alegría ha sido instantánea. Ojalá esto acabe pronto y podamos salir a oler las flores o a emborracharnos de aire fresco

Franklyn Amaya:

Entre la impotencia que genera el aumento acelerado de contagios por coronavirus en el país y la dificultad de permanecer un día más en confinamiento. Puedo decir que hoy tuve un día agradable. Hemos realizado una serie de juegos de mesa con mis compañeras de piso, lo que nos permitió entretenernos entre bromas y risas durante varias horas. Tengo que contarles que en la comida preparamos una sopa de alubias con costilla de cerdo, acompañada de verduras como la patata, yuca y plátano verde. Para los que no han tenido la oportunidad de probarla se las recomiendo, es un plato típico de Honduras, solo que sustituimos los frijoles por las alubias, pero de igual manera nos ha quedado súper rica.

Laura Tambo:

Es sábado y el cuerpo lo sabe. Hasta el de mi abuelo, que hoy ha estado más activo que ninguno. Iba caminando tan risueño desde la zona norte de la casa hasta la sur para la cita de las ocho… ¡Cómo hemos aplaudido!. Todo es poco para estos héroes, porque no se les puede llamar de otra forma, que se dejan el sudor y la piel cada día en el campo de batalla.

Menuda guerra la que están lidiando.

Miro a mi abuelo y no puedo parar de pensar en la suerte que tengo de tenerle conmigo, a medio metro de mí, sano y salvo. (Ojalá cuando escriba la última publicación de este diario pueda reiterar mis palabras). Suerte que otras familias, como las de casi 800 almas que se han ido en las últimas 24 horas en Italia , no han tenido. Se me encoge el corazón, y lo peor, todavía… no ha llegado.

Luis Ramírez:

Un amigo se aventuró a salir (porque sí, ahora este simple acto se convierte en anécdota) y me encontré pidiéndole que me contara cómo son las calles de Bilbao. He cumplido a eso del mediodía una semana completa sin abandonar el apartamento. Una semana. Nunca en mis 29 años, cinco meses y 21 días de vida había estado encerrado tanto tiempo en un solo lugar, excepto, claro está, aquellos momentos de la infancia, sin uso de razón, que debemos creer que sucedieron como dicen que sucedieron los que llegaron antes que nosotros. Y de este sábado en adelante seguiré batiendo mi propio récord hasta que la despensa se vacíe o el basurero se llene. En el preámbulo del pequeño ¿aniversario? de mi confinamiento, terminé de leer ‘Mañana en la batalla piensa en mí’ de Javier Marías, una novela que sin quererlo se convertirá para siempre en el primer libro que me acompañó durante la pandemia. Me encontré en sus páginas una especie de epílogo a un pensamiento que ha rebotado en mi mente, que ha sorteado a la incertidumbre que encontró nido en mi cabeza, y es a cuándo llegará el final de todo esto. Adelante, don Javier, instrúyanos: “Fue todo muy rápido también el lunes y el martes como lo parece todo cuando finalmente llega, entonces se tiene la sensación de que todo se ha precipitado y es corto y era escasa la espera, y de que podía haber venido aún más tarde; todo nos parece poco, todo se comprime y nos parece poco una vez que termina, entonces siempre resulta que nos faltó tiempo y no duró lo bastante (aún estábamos contemplándolo, aún dudábamos, qué pocas cartas y fotografías y recuerdos me quedan), cuando las cosas acaban ya son contables y tienen su número”.

Iván Benito:

Como mis días cada vez se parecen más, voy a comparar esta situación con la final del Mundial de Sudáfrica. Aquel 11 de julio, los españoles nos sentíamos mejores, el coronavirus no nos podía afectar. La patada de De Jong a Xabi Alonso es el momento en el que se decreta el estado de alarma, cuando nos damos cuenta que Holanda va a ser dura.

Ahora nos encontramos en el comienzo de la segunda parte, cuando el rival ha llevado el partido a su terreno y sabemos que nos va a hacer daño. Robben todavía no se ha plantado dos veces solo delante de Casillas, cuando estaremos cerca de perder la esperanza, pero el esfuerzo de los sanitarios nos mantendrá en el partido. Si para terminar celebrando como aquel día es necesario llegar a la prórroga, yo firmo.

Irene Echazarreta:

Logroño. Hoy ha sido una jornada de hacer de las mías, es decir, de apoderarme de la cocina y hacer lo segundo que más me gusta hacer en mi tiempo libre, que es cocinar. La actividad que encabeza mi lista es, por supuesto, la equitación, pero en estos días no me dejan ocuparme de More, así que ya hablaremos en otro momento de esta cuestión.

Pues bien, he preparado unos espaguetis poco inusuales en mi casa. No por nada, sino por los ingredientes utilizados: langostinos, pimiento rojo, pimiento verde, ajos frescos, perejil y orégano.

Sabía perfectamente que a mamá le iban a gustar, pero me preocupabas tú, papá, que eres el ‘gourmet’ de la familia y el que más sabe de gastronomía -pues te dedicas a ello desde hace casi 23 años, es decir, cuando yo nací-.

Creo que buscaba tu aprobación. Sé que eres un hombre de pocas palabras, pero ambos sabemos que con un gesto y una mirada transmites mucho más que cuando te diriges a nosotras solo con tu voz. Por eso, sabía que en función de tu gesto y del simple hecho de si repetías o no, había conseguido lo que me proponía. Y oye, ahí estabas tú, repitiendo y preguntando si sobraba más.

Mikel Huerta:

Santurtzi. Día especial el de hoy. Un día que no voy a volver a olvidar en la vida. Y es que hoy he cumplido 24 añitos. Bueno ya a lo de “añitos” poco le queda porque ya 24 es una edad a tener en muy en cuenta. En términos futbolísticos ya hubiera dejado de ser una promesa. Pero ha sido un día fantástico. Me atrevería a decir que ha sido el cumpleaños que más y más largas felicitaciones he recibido. Una media de unos 15 minutos por cada llamada. Yo creo que en pocas ocasiones he hablado tanto por teléfono.

Por cierto. Estamos en cuartos de final. Este fin de semana sacamos La Gabarra virtual. Y es que ‘Guru’ ha ganado el primer partido. Mañana tarde intensa para ver quién se lleva el torneo. Parece una tontería, pero las ganas de volver a ver fútbol, y deporte en general (aunque todavía sigue habiendo ligas como la bielorrusa o la australiana que continúan disputándose) o de volver a practicarlo, convierten el torneo solidario en una sensación como si del inicio de la jornada que hoy tocaría se tratase. En definitiva un cumpleaños diferente, único y el cual nunca olvidaré. Mañana os cuento a ver qué tal el torneo ya que la salud por el momento no se ve afectada. Muchas gracias por todas las felicitaciones y sobre todo, ¡mucho ánimo y aúpa Athletic!

Fernando González:

Había comentado que iba a hablar con mis amigos mexicanos, pues no pudo ser. Por unas u otras razones tuvimos que posponerlo unos días. La comida sigue siendo uno de los momentos donde más disfruto. Por ahora preparo recetas más elaboradas.

La brujería me ha cautivado y se apodero de mí. La serie es buena y los personajes son estupendos. ‘The Witcher’ es esa serie que te atrapa y no te deja ir. Aunque dudo que sobreviva más de tres temporadas.
En la lectura seguimos aprendiendo del genio del dorsal 14, un Johan Cruyff que sin duda se impuso ante todos y siempre se dio a respetar. Un magnífico futbolista.

Por la noche decidimos ver un clásico del cine y una de mis sagas favoritas, ‘El señor de los anillos; la comunidad del anillo’. Una película majestuosa y que me trae buenos recuerdos de mi infancia. El domingo tocará acercarnos a las dos torres, para el lunes ver cómo culmina esta fabulosa saga, con ‘El Retorno del Rey’.

Oihane Irazu:

Estamos en CUARTOS DE FINAL. Igual es algo absurdo emocionarse con un partido de la Play Station, pero ha sido lo más emocionante del día. Guru ha metido al Athletic en la siguiente ronda en un partido que ha sido tan real como la vida misma. Dani García expulsado en el minuto 2, Mateu Lahoz con su especial cariño al conjunto bilbaino… y demás.

Hace una semana Javi y yo tomábamos una cerveza de lata en las tumbonas del parque Etxebarria sin saber lo que nos venía encima. Haciendonos la gracia de ‘las tumbonas están a 1 metro y medio, estamos en la ley’. Estoy segura que si hubiéramos sabido todo esto, esa cerveza se hubiera disfrutado el doble. Pero qué se le va a hacer. Sigo con agujetas en los gemelos de subir corriendo los 12 pisos hace dos días. Lamentable.

Alba Rodríguez:

Deusto. En estos días de reclusión me acuerdo mucho de esas personas que están despidiendo a sus seres queridos en la más absoluta soledad. Perder a un familiar o a un amigo es un momento de por sí horrible, pero no tener siquiera la oportunidad de darle el último adiós es simplemente trágico. Todos tenemos derecho a ello, es un consuelo para los que quedamos y un homenaje para los que ya no están. No me puedo ni imaginar la tristeza, el dolor y la soledad de todos los familiares que ven cómo esa persona, que formó parte de muchas vidas incluida la suya, se despide de todos casi en secreto, como si fuera algo a ocultar y después olvidar rápido.

Este pensamiento, entre muchos otros, me ha quitado el sueño y me encuentro escribiendo esto en la cama a las 5:30 de la mañana con un mosquito zumbando en mi oreja y sin ninguna intención de irme a dormir. Cuando por fin había conseguido una especie de ‘rutina matinal’ en la que me levantaba a las 9 cada día voy yo y lo estropeo todo poniéndome a reflexionar. Si el problema de la maldita cuarentena va a ser ese, que tenemos demasiadas cosas en las que
pensar y, por primera vez, tiempo para pensarlas.

Paula Soroeta:

Escribo estas líneas sin saber bien qué decir. Y con muchas preguntas por resolver. Un día más es un día menos. ¿O no?. Porque parece que esto no va acabar nunca. Cada vez que veo en la tele que va a hablar Pedro Sánchez me entra el pánico ¿Dirá que esto va a durar más tiempo de lo esperado? Aunque, ¿cuál es el tiempo esperado?, ya ni se sabe. Quería hacerme un calendario con una fecha en la que indicar el fin de la cuarentena pero, ¿qué fecha marco? Y así con esta pregunta y sin saber bien qué decir acabó el diario de hoy. Mañana será otro día. Un día más es un día menos. ¿O no?

Javier Cuesta:

Ha llegado el fin de semana. Aunque parezca mentira es sábado. Pero toda esta emoción viene empañada por la triste noticia de que un amigo cercano de la familia ha caído enfermo por el dichoso virus que asola nuestro país desde hace semanas. Por suerte, se trata de un joven sano y sin patologías previas que puedan empeorar su estado. Se encuentra recluido en su habitación de casa, con la única comunicación de sus padres a través de la puerta. La situación cada vez se hace más complicada, pero hay que aguantar.

Como Pedro Sánchez ha dicho, “los días más duros están por llegar”. La curva todavía no ha alcanzado su pico más alto y este aislamiento pinta para largo. Entre todo este caos, aquí me encuentro yo haciendo una videollamada junto a mi compañera y amiga Karen Pinto. Con ella suelo compartir un ratito cada día para desahogarnos y distraernos de esta distopía que nunca imaginé. Escapamos de la realidad rememorando historias del pasado y soñando con las que se escribirán en un futuro, que, esperemos, no sea muy lejano. Nos vemos pronto Karen.

Pedro Ontoso:

Esta mañana he abierto el buzón y me he encontrado con las tarjetas censales para las frustradas elecciones del 5 de abril. La prueba de que nuestros dirigentes no se percataban de lo que se nos venía encima es que hasta hace muy poco todavía existían dudas sobre si había que mantener o no los comicios. ¡Dios mío, qué visión! Mejor que las aplacen ‘sine die’ porque la gente está muy, pero que muy cabreada, y ahora votarían para aplicar un ERTE a la clase política.

Como ya es primavera (por primera vez, no lo es en El Corte Inglés), me pongo a trastear en mi pequeño jardín, un lujo en estos días de reclusión. En honor a las sanas costumbres que predica mi amigo y compañero César Coca, me pongo de fondo a Vivaldi y el sonido del violín me estremece el alma. Enseguida le llamo a mi nieto Mario para un recorrido virtual por el jardín que tanto le gusta: las plantas aromáticas (le enseñé a distinguir los olores), los caracoles escondidos en la humedad de la hierba, las conchas que recolectamos en verano en la playa, los antiguos nidos de los mirlos … Antonio Machado, en ‘Campos de Castilla’, escribe que su infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero. La de mi nieto son recuerdos de un jardín en Getxo. La vida sigue. No dejemos que el miedo nos derrote.

 

César Coca:

He ido por la mañana a comprar el periódico. La gente se mira con una cierta desconfianza y las aceras ensanchadas de mi calle se vuelven estrechas cuando te cruzas con alguien. Vivo en el mismo piso desde hace treinta años pero nunca había salido a la terraza a leer. Lo he hecho hoy por primera vez. A media tarde, una chica joven de la casa de enfrente (creo que era ella) ha puesto música a un volumen bastante alto mientras miraba la calle desde su balcón. Mozart. Una hora larga con un surtido de movimientos célebres de sinfonías, conciertos, sonatas y serenatas. Un remanso de paz en mitad de la quietud más artificial que he visto nunca. Luego he hablado con dos amigos a quienes conocí en la universidad en una conversación a tres. Tenían buena cara y ganas de broma, así que me han alegrado el rato.

La intervención del presidente del Gobierno (con retraso sobre la hora anunciada, demasiado larga, y emotiva pero sin datos nuevos) ha tratado de prepararnos ante las cifras de muertos que van a llegar en los próximos días. Mejor no pensar demasiado en ello.

Hemos visto algo de cine clásico para terminar este primer sábado de primavera. El próximo fin de semana el confinamiento se hará más corto. Cambia la hora así que el domingo solo tendrá 23 horas.

Artículo del Diario de cuarentena publicado por los alumnos del Máster de Periodismo 2019-2020 y sus profesores de Producción Informativa.

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