Pablo Ariza:
Es complicado mantener estas líneas en días en los que no pasa nada. ‘Desganao’, como decimos aquí. La chica del violín que toca en mi calle lleva varios días sin salir. Quizá ella también esté aburrida. Mañana podremos salir, pero el miedo es latente como dijo Zaratiegui en unos de sus diarios. Muchos días sin salir y a mí tampoco me apetece especialmente salir mañana, ahí afuera está el virus. Quizá tenga el síndrome de la cabaña, he estado buscando información al respecto para un artículo. Creo que no soy el único que tiembla viendo las previsiones para la economía. Esa risa floja de cuando estás nervioso. Esta vez ‘Friends’ fue de nuevo válvula de escape. La siesta consiguió atraparme mientras veía ‘El nazi Iván el terrible’. No llevo bien lo de desconectar tanto, tengo ganas de reporterismo y aventura pueblerina. Por si gustan, les dejo unas historias que recopilamos en el podcast de ‘RTP’. Vivir la pandemia lejos de tu país: https://open.spotify.com/episode/2AxaBpju3iBYIrXt4qGhrF?si=jtVoSjIaScegZ2D3A2fcdQ
Karen Pinto:
Día de trabajo y de mucha reflexión. Muchas veces, las personas valoran más lo que tienen cuando se dan cuenta de que otros lo están pasando peor. A medio día he despejado. Luis y yo hemos hecho tortitas de brócoli; bueno, en realidad él las ha preparado mientras yo tomaba las fotos para subir el paso a paso de la receta –creada por él– por Instagram. Han quedado deliciosas. Pero, más allá del resultado, fue una sesión para conversar y reírnos. Nos acordamos, por ejemplo, de la primera vez que nos vimos en el aeropuerto de Barajas. Fue en ese preciso momento, cuando nos embarcamos a esta aventura fuera de nuestros países. Y aquí seguimos, juntos, en el peor momento de la historia reciente.
Cirilo Dávila:
La fase ‘0’ de la ‘desescalada’ ya está aquí y entramos en el cupo de los afortunados, aunque sea con pedrea. Este sábado ya podremos salir con la bici y conozco un tropel que lleva días pellizcándose para creérselo. Este viernes ha sido día de clases magistrales, centradas en la asignatura de Geografía y un poco de Historia. Ha habido discusiones encendidas para conocer los límites de cada municipio porque, ya se sabe, han decretado la práctica deportiva ‘intramuros’.
Por ello, hoy tocaba repaso. Ha habido que poner en común las lindes de Galdakao. Con el Vivero como referencia, hemos vuelto a aclarar que la fuente donde llenamos las poncheras pertenece a Lezama y no muy lejos se encuentra el mojón ‘Gury-bio-landa’ (‘Campo de la lid’), que representa la muga de Bilbao, Zamudio, Etxebarri y Galdakao. En ese punto, se dirimían las batallas en la Edad Media por el control de una importante ruta y que darían lugar a las Guerras banderizas. Como se sinceraba uno del grupo, «al final, va a resultar que en la pandemia aprendemos algo».
En nuestra grupetta nos sentimos privilegiados. Vivimos en un municipio con 31 kilómetros cuadrados y nos van a faltar días para recorrerlo entero. En la víspera de una salida, el protocolo es parte de una liturgia. Limpiamos y engrasamos la bici, buscamos en el fondo de armario las mejores galas y dejamos las zapatillas abiertas como si esperásemos un regalo de Navidad.
Rendidos a una especie de embrujo, personas adultas seguimos sin perder la ilusión y, como niños, nos aprestamos este sábado a salir a la calle con nuestros mejores juguetes. Ni salir al alba nos quita el sueño. Casi a hurtadillas, como los novilleros clandestinos que bailan a la Luna.
Berta Pontes:
Valladolid. He llegado a los 50 días confinada. Parece mentira. Quién nos iba a decir hace apenas dos meses que nuestro mundo se pararía por completo para dejar paso a la monotonía de estar en casa. Que esa iba a ser nuestra última caña, nuestro último paseo, nuestro último baile en una discoteca repleta de gente… Todo lo último antes de estos 50 días encerrados no lo volveremos a vivir hasta dentro de mucho. No quiero ni pensarlo. He llegado a la cincuentena y mañana se puede salir de casa. Se permiten paseos con el conviviente y salir a hacer deporte. Todo en franjas horarias según edades. Veremos mañana si somos todo lo cívicos y responsables que tanto presumimos ser.
Gorka Seco:
‘¿Quién me ha robado el mes de abril?’. La canción de Joaquín Sabina es la más adecuada para definir mi día de hoy. Excelente forma de homenajear al mes de las ‘aguas mil’. Es curioso, ese tema se estrenó hace más de 30 años. Sinceramente, no sé la repercusión que pudo tener en su momento, pero yo ya la escuchaba en alguna radio allá por el mes de febrero de este año, antes de que comenzara el confinamiento en España. ¿Quién nos iba a decir que iba a ser una de las canciones de la cuarentena? No le decimos adiós a abril, nos preguntamos quién nos lo ha robado, aunque, en este caso, no tenemos ninguna duda.
Ana Gil:
Ha sido un día de confinamiento de esos que no recordaré. No ha pasado nada destacable. La jornada ha transcurrido entre el vermú, los juegos de mesa y los Beatles de fondo. Por la tarde, el sueño me ha sorprendido mientras veía ‘Friends’. Primera vez en toda la cuarentena que me echo una siesta. En los más de 50 días de confinamiento no he conseguido una rutina de sueño. De madrugada acabé hablando con Ariza y Saénz de partos. Imagínense el nivel.
El Ayuntamiento de Sangüesa ya ha anunciado que no habrá franjas de horarios. Allí hay 4.962 personas empadronadas. Por los pelos. Privilegios de vivir en un pueblo. Aquí tendré que esperar a las ocho de la tarde para disfrutar de mi pequeña dosis de aire fresco. Con mi sueño trastocado dudo que me anime a salir por la mañana. Estoy nerviosa por caminar más allá de la acera de enfrente para ir al supermercado. Seguiremos informando.
Pablo Sáenz:
Se me acumulan los destinos en la maleta. Ya son tres los viajes que se están cociendo. Berlín para el invierno, un recorrido en moto por la península de Grecia para el verano de 2021 y una ruta mochilera por Irlanda del Norte pendiente de fijar en el calendario. De momento, como las fronteras están cerradas, me conformo con las crónicas de Caparrós por Latinoamérica o las de Ayestarán por Oriente Medio.
Hoy he viajado a ‘Damasco’ a través del documental de 5W. Un retrato fiel e íntimo al silencio desolador que dejó la guerra en la capital siria. Siempre soñé con ser corresponsal o fotoperiodista y contar las historias de los lugares más recónditos del mundo, bien sea mediante la palabra, la imagen o ¿por qué no? ambas. Ojalá algún día tenga la oportunidad de poder hacerlo. Siempre he sido un poco ‘golondrina’ como suele decirme mi abuela. Mi madre, en cambio, prefiere dejar de lado las metáforas con mi ‘culo inquieto’.
Franklyn Amaya:
Salir a la ventana de mi cuarto y ver a madres y padres con sus pequeños dando un paseo por las calles hace que aumente ese deseo de querer salir lo más pronto posible. Ahora más que nunca me impaciento y quiero que las horas corran más rápido. Ya veremos qué sucede mañana. De momento, me siento feliz porque estamos llegando al final de este de este oscuro túnel.
Laura Tambo:
Comienza la cuenta atrás. Estoy tan emocionada con la salida de mañana que se me ha pasado el día mucho más rápido que los anteriores. Me alucina el poder que tiene la mente sobre nosotros. A veces pienso que si la carrera de Psicología hubiera seguido estando dentro de la rama de Ciencias Sociales, hubiese apostado por ella. Ahora, más que nunca, pienso en la labor tan importante que tienen los psicólogos y los especialistas en salud mental y la gran responsabilidad que les espera. Pero ser capaces de dar un giro de 180 grados a la vida de alguien para reflotar su felicidad y ser su guía durante ese recorrido empedrado tiene que ser una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar.
Luis Ramírez:
Pensé que, tras varios años consecutivos de trabajar los 1 de mayo, me iba a salvar de ello en el 2020. Pues no, aquí estoy en la faena, en circunstancias distintas, eso sí. Lo bueno es que se trata de una jornada bonita. El privilegio de poder hacer lo que a uno le gusta. Los que también se la pasaron de lo lindo fueron los vecinos de enfrente. Sigo fascinado con la amistad que tienen. No hay día sin charlas salpimentadas con carcajadas. Hasta brindis hubo entre los balcones. ¡Salud!
Iván Benito:
El coronavirus ha evitado un pequeño movimiento migratorio que solía darse desde Semana Santa. Miles de personas mayores solían regresar a sus pueblos de origen, renegando de la vida en la ciudad y celebrando el buen tiempo. La cola alrededor de la furgoneta del panadero/carnicero/frutero era el mejor lugar donde ponerse al día y repasar nacimientos. Las muertes no, esas ya se saben. Hoy, haciendo caso omiso a uno de los consejos de Igor sobre zoom, he participado en un multitudinario vermut online con personas de mi pueblo y que viven lejos de él. Todos coincidían en que los que peor lo están pasando son los mayores, confinados en un lugar donde no quieren estar. Donde a las 19:58 se escucha el primer aplauso. ¿Habrá sido hoy la última vez? ¿Habrá mañana a esa hora colas en los portales?
Irene Echazarreta:
Logroño. Hoy hemos tenido las primeras llamadas, correos y WhatsApps de los familiares que quieren participar en el proyecto de EL CORREO, que consiste en rendir homenaje a los seres queridos fallecidos por culpa del coronavirus. De entre todos los mensajes, quiero destacar el de una lectora en concreto: «Ya era hora de hacer algo por todas las víctimas de esta guerra sin armas, de este sin saber que llegó de repente, de esta angustia sin alivio. El recuerdo es lo único que nos queda. El dolor no se alivia con nada. Espero que el tiempo nos ayude y que el corazón sepa gestionar nuestra pérdida. Un profundo agradecimiento por vuestra muestra de apoyo». Cuánta razón. Se agradecen estos mensajes. Por eso esta iniciativa es tan bonita, porque esta situación resulta muy difícil para cada uno de ellos y, de esta manera, les ayudamos y les animamos un poquito.
Mikel Huerta:
Santurtzi. Más de mes y medio después volveremos a tener el derecho de salir sin un permiso o por algo estrictamente necesario. Sí, solo una vez al día y en un horario estipulado, que digo yo, ¿no concentrará eso más gente en determinados lugares apropiados para realizar deporte? Todavía no he coincidido con nadie que se haya ni si quiera replanteado el salir a hacer deporte o pasear entre las 6 y las 10 de la mañana. Pero ellos son los que saben. Yo lo que tengo claro es que voy a aprovechar la franja horaria de la tarde. Empieza la pretemporada. Y no se puede descansar. Además el desconocimiento sobre qué pasará con el fútbol no permite la relajación. Pero más que por compromiso o por obligación, son las ganas de volver a sentirme libre las que me mueven. Ahora entiendo cómo se sentía Forrest Gump. Tengo unas ganas terribles de ponerme a correr y no parar. Además ya es necesario para romper con esta rutina hogareña en bucle que repite los días una y otra vez.
Fernando González:
Los días transcurren más rápido. He iniciado un nuevo libro: ‘La caza del submarino ruso’, de Tom Clancy. Llevaba mucho tiempo buscando libros de Clancy, pero no había tenido suerte. Estos libros de guerras y espías me están enganchando cada vez más. Junto con este, compré otros seis libros similares entre Tom Clancy y Frederick Forsyth.
En la sección cinematográfica, este día fue turno de un par de documentales que hablan de la vida animal qué hay en el parque Nacional de Yellowstone en Estados Unidos. Sigo asombrado con las nuevas técnicas de filmación que tienen los documentalistas. El uso de drones es espectacular para lograr grandes tomas de los animales. Sin duda estas naves no tripuladas llegaron para quedarse y facilitar la vida en el mundo del cine, las capturas con este tipo de cámaras lo vuelve más real.
Por cierto, mañana ya podremos dar un pequeño paseo. Y poco a poco vuelve todo a su sitio. Veremos cómo actúa la sociedad española, en esta primer etapa de la ‘nueva normalidad’ como ahora lo llaman todos.
Oihane Irazu:
«Echo de menos todo aquello que dábamos por hecho», decía ayer la GRAN Ana Milán en su intervención en ‘El Intermedio’. Y es así. Ya solo quedan diez días. Diez. Para volver a estar con Mikel sin que sea ilegal, para tomarme una caña con las amigas en cualquier terraza al sol y en definitiva para volver a disfrutar de la vida. Ya he dejado claro en mi casa que a partir del día 11 vendré a comer, cenar y dormir (a veces). Si antes era callejera, este encierro me ha vuelto aún más callejera. No me escondo.
Lo más interesante del día ha sido tener para comer macarrones. Mi plato favorito. Y también ver la ilusión de mis aitites que mañana disfrutarán por fin de dos horas de paseo.
Si no le he recordado a Mikel 150 veces durante el dia que quedan 10 dias para volver a la ‘nueva normalidad’, no se lo he recordado ninguna. Cuando soy pesada lo soy hasta el final. Pero lo mejor ha sido su respuesta: «A ver, tampoco vengas muy pronto a Santurtzi que madrugar no es plan». Oye, que llevar casi 50 días en casa no le ha quitado el asco a madrugar que tiene él desde siempre. Pero se lo perdono porque voy a tocarle el timbre el día 11 a la hora que me dé la gana. Y vamos a desayunar en una terraza al sol. Y a eso le llamo felicidad.
Alba Rodríguez:
Deusto. Mañana podremos salir, por fin, y estoy muy nerviosa. Mi amiga Nora dice que ante esta medida se siente como si el Gobierno solamente le estuviera aflojando la correa, que aún ve lejos la libertad real que se nos promete en la ‘nueva realidad’. Sé que tiene razón, pero no puedo evitar que me emocione la idea de salir a pasear por el barrio, de llegar hasta la ría y que me golpee la brisa en la cara y, por supuesto, de ver a mis amigos. Ya hemos planeado la ruta de un kilómetro que seguiremos para poder andar ‘juntos’ durante la hora que se nos permite. Lo único malo es que voy a querer abalanzarme sobre ellos y darles todos los abrazos que nos hemos perdido por culpa de la cuarentena pero voy a tener que resistirme. Mañana os contaré si lo he conseguido.
Paula Soroeta:
Mañana es el día. Después de cuarenta y tantos días sin salir para nada de casa, mañana saldré a dar un paseo. La verdad es que estoy un poco expectante. No lo puedo evitar. Sé que el paseo no dará para mucho, solo es andar, pero no puedo dejar de preguntarme cómo será ese momento en el que vea la luz. No sé cuánto tiempo andaré, ni si me sentiré a gusto o vulnerable. Quizás quiera volver a casa a los cinco minutos, o quizás cumpla toda la hora que se nos permite estar fuera. No lo sé. También me pregunto si me encontraré con alguien ¿cómo estarán esas personas? Habrá que esperar hasta mañana para dar con las respuestas.
Javier Cuesta:
Mañana, por fin, podremos salir a dar un paseo. Estoy pensando si esperar al lunes, cuando haya menos gente en la calle, aunque las ganas me pesan. Mañana lo decidiré, a ver si me resisto a la tentación. Entre otras cosas, hoy he aprovechado para ponerme al día con una vieja amiga. La distancia no nos deja vernos todo lo que quisiéramos, aunque en estos momentos eso dé bastante igual. Nos hemos puesto al día y nos hemos asegurado que nuestras respectivas familias estén bien. En líneas generales, ha sido un buen día para finalizar esta etapa, ya que mañana comienza una totalmente nueva.
Pedro Ontoso:
Hay días en los que me cuesta arrancar en este tiempo al ralentí. Pero enseguida paso del diésel al turbo y me pongo a escribir en mi nuevo libro, al que dedico muchas horas del día. Hoy se celebra un Primero de Mayo atípico. Todo es atípico en esta nueva era, en la que han cambiado todas las dimensiones. Hubo una época en la que no me perdía ninguna manifestación en esta jornada tan simbólica, influido, sin duda, por el ejemplo de los curas obreros. El padre Llanos y el padre Díez Alegría, dos jesuitas comprometidos a los que visitábamos en las chabolas del Pozo del Tío Raimundo. En Madrid, a primera hora de la mañana ya estábamos en Atocha para dar los primeros ‘saltos’ delante de los ‘grises’. Solía ir con dos compañeros andaluces, de Albox. Manolo y Pedro Manuel, muy ideologizados por la épica las luchas campesinas de las que nos hablaban los libros del historiador Malefakis. El primero murió joven, el segundo es ahora el director de ‘La Voz de Almería’. He contactado con él en alguna de mis escapadas al Cabo de Gata. A todos se nos pasado ya el sarampión revolucionario de nuestros años universitarios, cuando queríamos cambiar el mundo. Es el mundo el que nos ha cambiado a nosotros. Hoy no ha habido pancartas en la calle, precisamente cuando más se necesitan para defender los derechos de tanta gente atrapada en los Ertes, desprotegidos por el coronavirus. Hay que salvar la vida y hay que salvar el empleo, pero cada uno vamos a lo nuestro. Mañana es el ‘día D’, el día del desembarco en la calle. Romperemos el alba como en los tambores de Calanda, y mucho me temo que habrá un poco de caos. Esto no es Alemania. Por ejemplo.
César Coca:
Este Primero de Mayo se suma a la colección de días extraños que nos está dando la pandemia. Durante mi larga etapa en la sección de Economía me tocó hacer un volumen enorme de páginas un día como este, cuando las manifestaciones eran grandes y había muchas cosas por reivindicar. No digo que ahora no las haya, ojo; simplemente que entonces ni siquiera estaban legislados derechos que ahora creemos que han estado ahí siempre. Sin embargo, apenas fui a manifestaciones. Mi trabajo estaba en la Redacción, dibujando páginas y leyendo textos. Creo que solo un año me tocó estar en una, y según me dicen es la mayor que ha habido nunca en Bilbao en un día así. Si la memoria no me falla fue en 1984 y acudieron Felipe González, presidente de aquel ‘Gobierno del cambio’, como les gustaba decir, y numerosos dirigentes socialistas, incluidos muchos ministros. Eran tiempos en los que el PSOE y la UGT estaban muy próximos. El distanciamiento llegaría luego.
Aquel día, al acabar la marcha, hubo un mitin en lo que entonces era la Feria de Muestras, donde ahora están EiTB y Hacienda. Me tocó contar la intervención de Nicolás Redondo, que en esa ocasión fue un telonero de lujo de González. En el pabellón mayor de la Feria no cabía un alfiler y había periodistas de toda España y de medios internacionales. Comparadas con aquella, las manifestaciones de los últimos años parecían reuniones de amigos.