Diario de cuarentena: Viernes 15 de mayo de 2020

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Pablo Ariza:

Recomendar tipo de libros según el estado de ánimo de la persona. Eso me marcó y por eso cerramos nuestro antepenúltimo ‘podcast’ preguntando a César Coca, director del Máster que curso y periodista de EL CORREO esto: «Tú siempre comentas que cuando alguien te pide una recomendación para leer, le preguntas cómo se encuentra en ese momento. ¿Qué tipo de libro te recomendarías a ti mismo en este momento?» No esperaba la pregunta, pero nos llevamos una recomendación que ha acabado en un pedido a ‘La puerta de Tannhäuser’, librería que conocí gracias a Coca durante este confinamiento. Luis y yo teníamos pensado invitarlo desde antes de que naciera ‘Relatos en tiempos de pandemia, el podcast’. También andaba obsesionado durante el ‘podcast’ con los problemas técnicos que tuvimos para grabar, por eso nos hemos vuelto a citar físicamente para otra conversación sobre literatura y pandemia. Más pronto que tarde, micrófono mediante. Si puede ser en Deusto, mejor. Luis, te tocará moverte. Por si gustan: https://bit.ly/podcast-rtp-13

Karen Pinto:

Está claro, al menos para mí, que a veces el cansancio influye en la percepción de un texto. He vuelto a iniciar ‘2666’ –en ocasiones siento la necesidad de empezar una novela otra vez–, y me he enganchado. Tres catedráticos, un francés, un español y un italiano, y una profesora inglesa coinciden en eventos académicos y gracias a su amor (devoción) por el escritor alemán (que es ficticio) Benno von Archimboldi construyen una amistad. Todo bien, hasta que dos de ellos se enamoran de Liz Norton, la profesora. No diré más, solo que probablemente disfrutaré cada una de las páginas de este libro gordo del que no esperaba menos por las reseñas que he leído. Y qué oportuna ha sido la lectura de hoy, la temática coincide con que se celebra el día del profesor en Colombia y otros países latinoamericanos (tengo una confusión con las fechas de las festividades porque no son las mismas que acá, aunque normalmente también las olvido), así que he felicitado a varios amigos, y he reflexionado sobre mi futuro, en el que me veo otra vez en las aulas…

Cirilo Dávila:

Me lo contaba un familiar y si no fuera por esa relación apenas le daría crédito. Resulta que habían decidido cambiar el dormitorio del hijo y en lugar de llamar al servicio municipal de recogida de muebles optaron por entregárselos a una asociación con fines solidarios. A la hora concertada, llegó una furgoneta, subieron a su casa cuatro jóvenes magrebíes para desmontar el mobiliario y cuando bajaron para cargar la furgoneta e iniciar el traslado se encontraron con dos patrullas de la Ertzaintza y balcones llenos de gente, expectantes ante el desenlace de la escena. El morbo es adictivo.

Los agentes habían respondido a las llamadas de vecinos que, al ver a jóvenes marroquíes entrando en un portal, debieron pensar en la noche más larga. Mi cuñado tuvo que enseñar hasta el hilo de whatsapp para acreditar el porte, mientras los jóvenes eran presa de un mutismo absoluto. Al final, la situación se recondujo a su estado natural. Los agentes marcharon y los vecinos, no sé si desilusionados, abandonaron el palco de la escena.

Lo ocurrido me ha llevado a recuperar lo que leí el pasado fin de semana, cuando varios psiquiatras debatían sobre los posibles cuadros clínicos que pueden darse tras el confinamiento. En especial, me quedo con lo que decía uno de ellos, cuando apuntaba que bastante gente, al quitarle el roce de lo cotidiano que supone ir al fútbol, cine, bares… se queda a solas con sus obsesiones. «Y la gente nos está llegando a urgencias con un cuadro tremendo, brutal. Hay personas que necesitan ayuda y no se atreven a pedirla». Y pensé en ello al imaginarme a esos vecinos que quisieron cumplir con el deber del buen ciudadano sin darse cuenta de que otro virus les está afectando.

Berta Pontes:

Valladolid. El día ha pasado rápido y por fin he podido ver el sol. Llevaba toda la semana lloviendo, pero parece que se ha cansado ya y nos va a dejar disfrutar del cielo azul que tanto me gusta. El mayor descubrimiento de mi día ha sido cuando la dueña de un perro me ha dicho que se puede ir a los parques caninos, que los han desprecintado y, si no hay contacto entre humanos, se puede dejar que los perros corran sin peligro. ¡Genial! Tras consultar y ver cómo hacer para mantener las medidas de seguridad (no tocar a los perros pero sí dejar que interactúen entre ellos) he decidido ir. El mejor momento de la cuarentena. Ónix era feliz corriendo sin necesitar descanso y yo aún más de verle trotar cual potrillo desbocado tras dos meses sin poder ejercitarse como necesita. Mañana llamaré a la Policía local a ver si está permitido cien por cien porque no quiero multas, que no está la economía familiar para eso ahora.

Gorka Seco:

Tras varios días sin salir de casa a pasear, hoy ha vuelto a tocar. Creo que la llegada del fin de semana ha tenido influencia en la decisión. No quería andar mucho, solamente un paseo corto. He salido con mi padre y mi madre por el paseo de al lado del río de Etxebarri.

Se nota que pasa el tiempo y la gente ha aprovechado a salir. Mi sensación es que ya no hay tanta necesidad de hacerlo y mucha gente no lo hace todos los días. La imagen de hoy poco tenía que ver con el gentío de los primeros días.

Ana Gil:

He caminado sin rumbo. De repente, sin ser muy consciente, estaba bastante lejos de mi casa, en un lugar al que nunca había llegado. Concentrada en la música, he perdido la noción del tiempo. Llevaba una hora paseando y ni me había dado cuenta. Mi cuerpo se ha relajado como pocas veces en este confinamiento. Las preocupaciones han desparecido mientras disfrutaba de la música y el paisaje. Solo eso. Sin distracciones que interrumpieran mi caminata. Algo que me resulta complicado estos días. Me he alejado de la muchedumbre y mi mente se ha relajado. Ese estado de alerta y observación permanente del entorno ha desaparecido. Estos días, me da la sensación de que la gente ha olvidado la situación. Veo a las personas despreocupadas y muy festivas. No digo que no lo puedan estar, pero me llama la atención. ¿Acaso ha cambiado algo y me lo he perdido? Me pongo nerviosa cada vez que salgo y alguien se acerca, el miedo se apodera de mí.

Pablo Sáenz:

Hoy hemos terminado el homenaje a las víctimas del Coronavirus. Con la satisfacción del trabajo bien hecho y terminado, he invertido el día en limpiar mi piso. La limpieza es mi placer oculto. Disfruto limpiando. Soy tan maniático de la limpieza y el orden como Mónica de ‘Friends’. Y no, no exagero.

Lo mejor del día ha sido un baño de espuma relajante con The Cranberries en la banda y Lewis Carroll al mando de la lectura. Estoy leyendo, de nuevo, ‘Alicia en el país de las maravillas’ –uno de mis clásicos favoritos–. Leer en la bañera es mi gran placer oculto. Además, si se acompaña el momento con un aperitivo dulce o una copa de vino de Rioja, entonces hablamos de un baño sumamente relajante con un toque sibarita. No lo voy a negar, hoy también me he sentido como Julia Roberts en ‘Pretty Woman’.

Franklyn Amaya:

Qué satisfactorio es saber que entre todos los compañeros del Máster pudimos sacar adelante un proyecto tan noble como los homenajes a la víctimas del coronavirus. Con mucho orgullo podemos decir que hemos cumplido con la misión que se nos ha encomendado, porque esto ha sido un trabajo en equipo, donde cada pieza ha cumplido un papel fundamental en el tiempo que se tenía establecido. Estoy muy ansioso de que llegue el domingo para ver plasmado en un papel el trabajo colectivo de este grupo de jóvenes entusiastas.

Laura Tambo:

Antes del confinamiento no valorábamos lo suficiente los juegos de mesa. Y eso que a mí siempre me han gustado. En este tiempo de descubrir nuevos entretenimientos han sido de los más preciados. Y como esto no se sabe cuándo acabará del todo los voy a guardar a buen recaudo. Yo que los quería donar porque apenas los usaba. Si es que nunca se sabe cuándo lo puedes necesitar. Ya se lo digo yo a mi madre. Que es mejor conservar las cosas, por si acaso. Eso sí, las cartas nunca podrán ser reemplazadas por ninguno de estos juegos. En el parque, en la playa, en una terraza. Da igual. Siempre serán la mejor opción. Empecé jugando cuando era una niña a los ‘seises’ con mis abuelos. Y desde ahí he sido imparable. Tienen como una especie de adicción que te pican sin poder parar. ¿Alguno se anima a una partidita rápida?

Luis Ramírez:

Hoy publicamos el capítulo 13 de ‘Relatos en tiempos de pandemia, el podcast’. Olvídense de las supersticiones porque Pablo y yo tuvimos la suerte de poder conversar sobre literatura con el profesor César Coca, quien siempre contagia las ganas de sentarse en el sofá acompañado de un buen libro. Me sentía un poco nervioso por la entrevista, no lo voy a ocultar, pero al final se tornó en una charla muy amena. Yo ya tengo anotada mi próxima lectura: ‘Una música constante’, de Vikram Seth. Y les cuento un secreto, el nombre del profesor estaba en la lista de los invitados que queríamos tener, incluso cuando el podcast no tenía ni siquiera apellido. Y para que no se queden con las ganas de escucharlo, acá lo pueden hacer: https://bit.ly/podcast-rtp-13

Iván Benito:

Voy a pasar por alto que se esté diciendo que Madrid se queda en la fase 0 mientras el resto de España está en la 1. Me voy a contener, quiero hablar de fútbol. Para mí, un acto social más que un deporte. Vuelve la Bundesliga en el país donde parece que todo funciona. Su fútbol también; hay mucho más allá del Bayern de Múnich. Más Bayer menos Bayern suelo hablar con mi amigo Bernat, el que me descubrió Informe Robinson. Llevo dos años enamorado de la zurda de Kai Havertz, aunque no sé cómo me las tendré que arreglar para verle jugar el lunes.

Mañana hay un Dortmund-Schalke 04, derbi, el motor del fútbol. Jugará Jadon Sancho, mi apuesta a mejor jugador mundial cuando Messi y Ronaldo se retiren y a Neymar le pase factura su ritmo de vida. Anímense a ver la Bundesliga. Partidos muy entretenidos, con muchos goles. Al menos antes del coronavirus. Tres recomendaciones exóticas para acabar: el jamaicano Leon Bailey, el burkinés Edmond Tapsoba (ambos del Leverkusen) y el kosovar Milot Rashica, que espero que logre salvar al Werder Bremen.

Irene Echazarreta:

Logroño. Qué bonito cuando todas las canciones hablan de ti. Da igual el género. Cada una, en su estilo, refleja una parte de ti. Pero también de nosotros y de todos los momentos vividos. Es darle al ‘play’ y despertar en una nueva realidad, dentro de mi mente, donde estamos los dos. Juntos. Bien juntos. Repitiendo todas las cosas bonitas que hemos pasado. Sobre todo, los momentos de felicidad y las sonrisas. Más bien la tuya. Esa que muestras cuando me miras fijamente. Esa que me encanta y que me hace pensar en ti incluso cuando todavía no te has ido.

Mikel Huerta:

Santurtzi. Mañana movidita la de hoy, que ha terminado de la mejor manera y en la mejor compañía posible. Los últimos detalles de los obituarios se alternaban con largas conversaciones telefónicas sobre mi futuro futbolístico. Los equipos ya están metiendo prisa para cerrar plantillas y eso que los más optimistas creen que las categorías no profesionales no volverán hasta octubre. Con una especie de copia al fútbol sudamericano. Con torneos de Apertura y de Clausura. Se acortaría la temporada en unas siete jornadas. Aunque todavía no tengo muy claros algunos detalles. Una buena charla tendré que mantener con Franklyn y Fernando, que ellos controlan más del funcionamiento. Y, bueno, la ampliación a partir del lunes de la movilidad invita a pensar que puede ser más pronto que tarde. Ya tengo ganas.

Fernando González:

Qué falta me hacía la salsa para una completa comida mexicana. Las fajitas que he hecho para comer han quedado espectaculares con esa salsa verde de tomate. Las tortillas eran de una nueva marca y son bastante similares a las de mi país. Que por cierto, este me sigue llamando a gritos para visitarlo. El 18 de este mes se tomaría una decisión. A ver qué pasa..

Hoy dediqué gran parte del día a ver entrevistas y reportajes especiales hechos a distintos personajes del deporte. Entre ellos un relator de partidos o narrador, el cual es para mí uno de los mejores que conozco. Además de eso, es una persona divertida, irreverente y sin pelos en la lengua. Quizá y mi amigo Franklyn lo conozca, se trata Christian Martinoli.

Por cierto, si quieren ver una gran serie, con un gran mensaje no se pueden perder ‘Loosers’ está en Netflix y es una verdadera joya de producción. No les cuento más, pero en verdad es sorprendente.

Oihane Irazu:

‘Lo siento, no hablo fase 0’. Para todos los que por Twitter (personas reales y anónimas), se quejan de que les parece mal que salgamos a tomar algo con nuestros amigos cuando da la casualidad que son los mismos que siguen en fase 0. No sé, entiendo la frustración de no poder todavía tomarte tu café o caña, pero deja de criticar algo legal simplemente porque tú no puedes hacerlo.

Dicho esto, otro día mas de terrazas y cañas. Además, tenemos la maravillosa noticia de que el lunes 18 por fin podemos ir a segundas residencias en Euskadi. Asi que Mikel y yo ya estamos preparando las cosas para pasar un mesecillo largo allí. Hasta que tengamos que volver al Máster. Qué ganas de Mundaka.

Alba Rodríguez:

Deusto. Día productivo el de hoy. Toda la mañana la he dedicado al homenaje a las víctimas del coronavirus del domingo y, por la tarde, Elena y yo hemos grabado clips de vídeo para después editarlos juntos. Mañana es el cumpleaños de nuestra amiga Nora (de la que ya he hablado alguna vez en las entradas anteriores de este diario) así que le hemos hecho un vídeo para conmemorarlo ya que no podemos estar con ella para celebrarlo porque vive en Irún. La ‘felicitación’ ha consistido en vídeos nuestros haciendo tonterías por la casa intercalados con una preciosa interpretación de nuestro amigo Aitor de la canción de ‘cumpleaños feliz’ en serbio, en honor a que la madre de Nora es del país balcánico. Como no podemos estar con ella físicamente al menos estaremos presentes y, como sé que a veces lee este diario, desde aquí te digo: ¡Felicidades Nora!, espero poder celebrarlo de verdad contigo pronto.

Paula Soroeta:

Hemos terminado ya el homenaje a las víctimas del Coronavirus que saldrá publicado este domingo en El Correo. Un trabajo que sin duda a mi me ha servido para mucho. Principalmente para aprender a hablar con personas que no están pasando por un buen momento, que no siempre fácil. Es el trabajo más humano que he hecho nunca, y que probablemente haré. Plasmar los sentimientos de la gente a papel no siempre es fácil, pero al final hemos conseguido hacer un gran trabajo.

¡Por fin veré a mis amigos el domingo!, no puedo estar más contenta , ya hemos resevado sitio para comer. Va a ser muy raro no poder darles un abrazo después de todo, pero yo ya me conformo solo con estar con ellos, charlando y echandono unas risas. Cuento las horas para que llegue el domingo.

Javier Cuesta:

Hoy he tenido un día completito. He aprovechado este viernes para verme con varios amigos. Hemos estado tomando algo y luego hemos ido a andar. La tarde ha pasado demasiado rápido y para cuando nos hemos querido dar cuenta, ya era de noche. Cada vez recuerdo más lejana aquella época confinado enteramente en casa, sin poder salir ni a pasear, que rápido se olvida uno de lo malo. Por otro lado, la revancha contra Karen terminó en una aplastante victoria tras ganarle cuatro partidas consecutivas. La suerte así lo quiso, y no voy a ser yo quien se lo discuta.

Pedro Ontoso:

Hoy he vuelto a ver a mucha gente envuelta en banderas de España vociferando en la calle Nuñez de Balboa, en Madrid, en lo que hace ya mucho tiempo que se conoce como ‘zona nacional’. Esa calle la tengo grabada en mi memoria por un episodio que me ocurrió en los últimos años del franquismo. Un compañero de la residencia donde vivíamos, Manu Mediavilla, de Portugalete, nos desafió un día a que no éramos capaces de meternos en la ‘boca del lobo’, la sede de Fuerza Nueva, el grupo de extrema derecha que dirigía Blas Piñar. La guarida de aquella gente estaba en el número 31 de la calle Núñez de Balboa. La excusa era una conferencia que daba un tal Horia Sima sobre los grandes magnicidios, a propósito del atentado de ETA contra el almirante Carrero Blanco. Luego nos enteramos que el tal Horia Sima había sido un líder de los Guardias de Hierro, un movimiento rumano de carácter nazi, antisemita y anticomunista, que fue acogido por Franco. Yo tenía como profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense a Jorge Uscatescu, otro rumano, filósofo e historiador de la Antigüedad, con el que aprendí mucho. Pero Horia Sima había sido un conspirador ultranacionalista. A la conferencia fuimos cinco compañeros y amigos con esas pintas de estudiantes progres, con pantalones de pana y trencas color caqui modelo Sierra Maestra. Enseguida llamamos la atención entre un público trajeado, salpicado de abrigos de visón. El de Portugalete se levantó dos veces para ir al baño para cabreo de un servicio de orden, que ya se había fijado en nosotros. Nada más acabar la charla nos escoltaron hasta la puerta. Eran jóvenes engominados, con correajes, puños de hierro, porras pequeñas y algunas cadenas. Nos temimos lo peor. En un momento dado, nos miramos y uno gritó: «Ahora». Saltamos escaleras abajo y salimos a la calle con aquellos energúmenos detrás, que consiguieron darnos alguna patada. Pero no nos cogieron porque cada uno tiró por donde pudo. Yo me lancé calle Nuñez de Balboa abajo y me pegaba con los talones en la nuca. Me prometí que nunca volvería a esa calle. Ahora la he vuelto a ver en la tele con todos esos abanderados y me han vuelto los demonios. Me parece lamentable. Es gente acomodada que tiene más colchones que muchos para aguantar el estado de alarma. Yo he sido muy crítico con el Gobierno porque ha hecho muchas cosas mal, pero esto me gusta menos. ¡Ojo con agitar el populismo! Perdón por la chapa.

César Coca:

Día de San Isidro. Por aquí significa bien poco, salvo en algunos pueblos que lo tiene como santo patrón. Me he acordado de mis años madrileños. Nunca fuimos a las verbenas populares porque en aquella época no se llevaba –¡vaya tontería1– y porque esta fiesta queda muy mal situada de cara al calendario de exámenes. Claro que peor quedaba la de mi colegio mayor, que era –no sé si la habrán cambiado– el último sábado de mayo. Un año nos acercamos varios amigos a un colegio mayor femenino que estaba muy cerca, el Poveda. Las chicas habían montado su verbena particular y estuvimos un rato. Aquello parecía Pozas a la salida de un partido en San Mamés. Qué multitud. Fue mi única experiencia verbenera en los años estudiantiles.

Los firmantes de este diario ya hemos terminado el especial sobre víctimas de la pandemia. Pedro y yo hemos hecho de supervisores de un trabajo que en realidad han coordinado Irene y Cirilo con buen pulso y sin sucumbir al estrés. Y el resto se lo ha peleado como profesionales. Ese es el mejor elogio que se puede hacer a alguien. Qué buena promoción.

Artículo del Diario de cuarentena publicado por los alumnos del Máster de Periodismo 2019-2020 y sus profesores de Producción Informativa.

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